ARTICULOS
LOS
GEMELOS
ARQUETIPOS EN SAINT SEIYA: EL DOBLE
Y LA SOMBRA
Marcelo, alias Mu
(Brasil)
traducido por Alejandro
(Argentina)
Premisas : ¿Qué
es el doble? ¿Es la imagen opuesta que tenemos sobre nosotros mismos?
¿Es nuestra verdadera esencia? ¿Puede ser otra persona,
un hermano gemelo, la expresión en carne viva de nuestras propias
ambigüedades?
Una de las primeras denominaciones del
doble es el álter ego. En el contexto de las comedias del romano
Plauto, se llamaban socias a dos personas que impresionaban por sus semejanzas,
a tal punto que eran confundidas. La misma orden de ideas encontramos
en expresiones como las de las almas gemelas, hermanos siameses, en donde
el término "doble" se consagró durante el romanticismo,
derivado del Doppelganger de Jean Paul Ritchter, que aproximadamente se
lo traduce como "según yo". Literalmente significa "aquel
que camina al lado", una especie de sombra psicológica.
Fanart de Mana (Japón)
Aun así, la figura del doble o de
la sombra y de la ambigüedad del alma humana no reduce sus raíces
sólo en el romanticismo, sino que se remonta desde las antiguas
mitologías. Antiguas leyendas nórdicas que trataban del
encuentro con el doble; la liberación forzada del doble (en Saint
Seiya Saga encierra a Canon
en el cabo Sunion; Syd muere delante de
los ojos de Bud) es presentada como un
acontecimiento nefasto que presagia la muerte o la desgracia (Saga
enloquece para después tener el fin que todos conocemos; Bud ya
no tiene fuerzas para vivir y muere en la nieve). La figura del hermano
gemelo es muchas veces la de la sombra en carne y hueso, que puede representar
lo que no queremos ser, pero que íntimamente lo somos (el lado
maligno de Saga es extremadamente parecido al de Kanon que vemos hasta
el final de la saga de Poseidón).
Fanart
de Jerôme Alquie (Francia)
Según Carl Gustav Jung, el opuesto
de la actitud consciente es la sombra, que, al ser reprimida hace presión
para poder manifestarse. De ahí la necesidad de buscar conectarse
con la fuerza opuesta de la conciencia. Jung cree que “es en el
opuesto en donde se enciende la llama de la vida, alertando para el enfrentamiento
con los opuestos y sugiriendo su integración, fundamental para
el proceso de individualización, para alcanzar la Totalidad, para
que el hombre sea un ser, no un ser perfecto, pero más feliz (aquí
se opone con Freud, que creía que la felicidad era el resultado
de un cierto grado de represión y no de conocimiento). Totalidad
incluye reconocer y aceptar en sí las cualidades que están
en oposición al ego, las cualidades aparentemente opuestas a los
valores culturales y morales, como las cuales debemos aprender a armonizar.
En la psicología junguiana, la integración de los opuestos es un proceso que comienza por el reconocimiento de la sombra, o sea, de la parte de la personalidad que contiene los aspectos primitivos, reprimidos, inadecuados a los patrones estéticos y morales de una cultura. Tomar conciencia de su sombra es condición primordial para que el individuo comience su rumbo al auto-conocimiento, rumbo a la conciencia. El hombre que no conoce su lado sombrío, es un hombre que sólo conoce una cara de su “moneda”, es un ser unilateral, falsamente ilusionado sobre su naturaleza humana, y por eso, presa fácil del mal, adepto al recurso de proyectar en el otro, en el mundo, las cualidades que no reconoce de sí. Ese fue un problema que pudimos ver en Saga, tenía tanta aversión por el mal que le era una atracción irrevocable; el caballero de Géminis no consiguió conciliar sus dos caras, una no admitiendo, negando y reprimiendo a la otra, hasta que esta explotara y tomara riendas de la personalidad principal.
La escisión entre el lado de la luz, el Bien, y el lado de la sombra, el Mal, apenas es origen persa. Los dos principios supremos que caracterizaban al Zoroastrismo, religión fundada en la antigua Persia por el profeta Zoroastro (o Zaratustra, nacido en Persia en el siglo VI a.C, que parece haber sido un reformador del mazdeísmo, antigua religión de la región). La predicación de su doctrina se conserva en sus Gathas métricos (salmos), que forman parte de la escritura sagrada conocida como Avesta. El Zoroastrismo reposaba en el postulado básico de una contradicción dualista inherente a todos los elementos del universo.
Las reformas de Zoroastro no pueden ser entendidas fuera de su contexto social. La sociedad se dividía en tres clases: la de los jefes y sacerdotes, los guerreros y los criadores de ganado. Esa estructura se reflejaba en la religión y en determinadas deidades (daivas) que estaban asociadas a cada una de las clases. Al parecer los Ahuras (Señores), que unían a Mitra (divinidad persa de la luz y la cordura) y Varuna (dios supremo del orden cósmico), sólo tenían relación con la primera clase. Los siervos, mercaderes, pastores y campesinos eran considerados como demasiado insignificantes para que sean mencionados en las crónicas y estelas, aunque tuvieran sus propios dioses.
El Zoroastrismo prescribe la fe en un dios único, el Ahura Mazda, el “Señor de la sabiduría”, a quién se le acredita el papel de creador y guía absoluto del universo. Esa divinidad suprema emana seis espíritus, los Amesas Spenta (Inmortales Sagrados), que auxilian al Ahura Mazda en la realización de sus proyectos: Vohu-Mano (Espíritu del Bien), Asa-Vahista (Devoción Suprema), Khsathra Varya (Gobierno Ideal), Spenta Armaiti (Piedad Sagrada), Haurvatat (Perfección) y Ameretat (Inmortalidad). Juntos traban una lucha permanente contra el principio del mal, el Angra Mainyu (o Ahriman), acompañado de sus entidades demoníacas: el mal pensamiento; la mentira, la rebelión, el mal gobierno, la enfermedad y la muerte.
Como fruto de esa noción, en el Zoroastrismo hay una serie de exortaciones y prohibiciones destinadas a dirigir la conducta de los hombres, para reprimir los malos impulsos. A través del combate cotidiano contra el Angra Mainyu y sus aliados (que se manifiestan, por ejemplo, en los animales de presa, en los ladrones, en las plantas venenosas, etc), el individuo se hace merecedor de las recompensas divinas, aunque tenga la libertad de elegir el camino del mal (en caso de elegir ese camino, será castigado después de la muerte). Mientras que en la religión, el Zoroastrismo redujo sensiblemente la importancia a ciertos rituales indo-arios, repeliendo algunos elementos ceremoniales muy corrientes en Irán, como las bebidas estimulantes y los sacrificios sangrientos. Sustituido por el islamismo después de la expansión de la fe de Mahoma en la región, el Zoroastrismo sobrevivió en pequeñas comunidades de gabars (término despectivo acuñado por los árabes que significa “infiel”) en Irán y de parsis (literal persas) en la India, pero dejó trazos en las principales religiones, como el judaísmo, el cristianismo y el islamismo.
Originalmente, la tradición cristiana reconocía los opuestos que el hombre trae en sí, conforme a las palabras de San Pablo: “No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero”. Esas palabras revelan que San Pablo sabía que poseía una “sombra”, y el hecho de tener ese conocimiento es lo que lo mantenía íntegro.
La sombra no es básicamente mala. Hay una gran energía potencial en la porción reprimida. Esta energía necesita ser conectada y combinada a la personalidad, y no unilateralizarla. Porque, tanto para el bien como para el mal, no se debe sucumbir a ninguno de los opuestos. Lo que vemos en un personaje como Saga, que su opuesto es tan extremo que no puede controlarlo, perdiendo inclusive la noción de sus límites al intentar desafiar a los dioses.
La noción del Bien es apenas relativa
y fruto de juicio de valor, por lo tanto es subjetiva y sensible de la
opinión personal. Según Jung, la búsqueda de la santidad
es nefasta porque al identificarse unilateralmente con su parte buena,
el individuo la juega contra su parte opuesta. Siendo un arquetipo, la
sombra tiene poderosos contenidos afectivos, con capacidad de autonomía,
obsesión y posesividad que le dan la capacidad de ascendencia sobre
la estructura del ego. La sombra representa el arquetipo del chivo expiatorio,
del otro, sobre la cual es lanzada toda la culpa, toda la maldad del individuo
que él no reconoce como suya. A través del recurso del chivo
expiatorio, el hombre niega su sombra. El chivo expiatorio presta un servicio
a su acusador, en la medida en que él carga para ese, el bulto
de su fea sombra, inadecuada al patrón que el ego idealiza. Es
exactamente lo que ocurre con el caballero de Géminis, que por
su bondad llega a ser comparado con Dios, y al unificarse solamente con
eso y negar sus ambiciones terminó sucumbiendo interiormente.
En “El vizconde demediado” de Italo Calvino, el Vizconde Medardo di Terralba recibe un tiro de cañón en el medio del pecho, en una batalla entre turcos y cristianos, que lo divide por la mitad. Cuando retorna a su tierra natal, la mitad increíblemente mala reina absolutamente hasta que la otra mitad, la buena, reaparece para dejar a todos confusos. Si el pueblo ya no aguantaba las crueldades del medio-vizconde malo, ¿como soportar las irritantes virtudes de la mitad buena? Calvino no creó esta historia para fabular sobre el conflicto entre el bien y el mal. La mayor dificultad del hombre es hacerse íntegro, no un “vizconde demediado”. La mayor dificultad es unir los dos lados.
En la saga de Asgard, Bud cuenta que fue abandonado por sus padres, pues en Asgard se creía que tener gemelos era señal de maldición. De esta manera, Syd creció junto a sus padres, mientras que Bud creció con un aldeano. Ya de adulto, Bud recibe la armadura de Arkor, pero no fue nombrado guerrero de Zeta por Hilda. El título de Dios Guerrero se lo queda Syd de Mizar. Bud sólo asumiría la condición de Dios Guerrero cuando su hermano muriera... Y se convirtió en la sombra del tigre de Asgard. Así, al mismo tiempo Bud proyecta sobre su hermano todos sus sufrimientos y aparentemente pasa a odiarlo.
Este hecho hace que Bud piense en todo lo que se merecía y merecía ser; en el caso hay una aversión no exactamente direccionada a valores moralmente contrarios, pero si a las expectativas y antojos fallidos de uno. De los dos gemelos, cada uno corresponde al doble del otro, Bud acaba siendo el lado que se vuelve hacia las cosas del alma, mientras que Syd es absorbido por las luchas exteriores del mundo. Syd sólo consigue comprender su ser interior (Bud) cuando se encuentra en el borde de la muerte, así como Bud sólo percibe la fatalidad del exterior (el ser un Dios Guerrero respetado y reconocido por todos) es comparado con el real valor de la vida humana cuando Bud tiene que matar a aquel que negaba amar (pero amaba) y adquirir el valor exterior.
Según Freud, la creación del
doble se debe, en una primera práctica, a una función de
defensa narcisista contra la muerte, negarla para asegurarse que el ego
no sea destruido, recibiendo una connotación hasta amistosa, un
papel presumiblemente protector. En Bud
encontramos el aspecto del doble que es también el del espíritu
protector (Schutzgeist) y eso los hace profundamente diferentes de Saga
y su personalidad alternativa o Saga y Canon,
dobles opuestos.
El caso de Saga y Canon es bastante misterioso,
a lo largo de la serie vimos que por estar protegidos por la misma constelación
(Géminis, los gemelos), los poderes de Saga y su hermano Canon
son muy parecidos. Saga y Canon pueden ejecutar la técnica "Explosión
de Galaxias" y el poder del "Triángulo Dorado" de
Canon es muy parecido a la técnica "Otra Dimensión"
de Saga. Y ambos hermanos, en una parte u otra de la serie, vistieron
sin problemas la armadura de oro de su signo... quizás ambos podrían
ostentar el cargo de caballero de oro, pero con algunas sutilezas pues
sólo hay una armadura de oro, es algo parecido a lo que les pasaba
a los hermanos Syd y Bud en la Saga de Asgard, uno era guerrero divino
"oficial" y el otro llamémoslo "suplente",
quizás pase lo mismo con Saga y Canon en cierta manera...
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Tauro Aldebarán
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