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DEL REY CRONOS DE LA ATLÁNTIDA Texto extraído de: Círculo de Investigación de la Antropología Gnóstica
Recientemente ha sido publicada una noticia, sobre el Tesoro de Príamo. Según esta publicación el gobierno ruso tras muchos años de silencio, ha decidido exponer este tesoro en el Museo Pushkin de Moscú. Recordemos que dicho tesoro, junto con la ciudad de Troya, fue descubierta en 1873, al norte de Turquía, por el arqueólogo alemán Heinrich Schliemman. En 1880, Schliemman después de adquirir por 50.000 francos de oro, los derechos de propiedad del tesoro al gobierno de Turquía, lo legó a Alemania donde se exhibió en uno de los principales museos de Berlín. La colección de
este tesoro, cuyo origen se sitúa entre los años 2600 y
2300 antes de Cristo y por lo tanto anterior al rey Príamo, comprende
8.700 piezas de oro, plata, piedras preciosas, entre ellas, vasos, máscaras
mortuorias, jarrones, etc. Durante muchos años se creyó que el tesoro había desaparecido a causa de los bombarderos que llegaron a destruir el bunker, pero, según los hechos recientes, una comisión soviética encargada de buscar trofeos de guerra, se lo llevó a Moscú en julio de 1945 por deseo expreso de Stalin, el entonces mandatario soviético. Ahora Alemania reclama los derechos de propiedad sobre el Tesoro del Rey Príamo, al igual que lo reclama el gobierno de Turquía, por haber sido hallado en su territorio. Todo esto hace que recordemos y nos interesemos por aquella inscripción, encontrada en un jarrón que formaba parte del tesoro; la cual decía: "Del Rey Cronos, de la Atlántida" A través de varios autores y obras, han llegado a nosotros, gran cantidad de datos e información sobre ese continente desaparecido que fue la Atlántida. El V. M. Samael Aun Weor, nos habla en algunas de sus obras de este continente sumergido. También podemos encontrar relatos sobre ello en algunas obras de Mario Roso de Luna, en las cuales recopilamos gran cantidad de datos. Vamos a intentar relatar por medio de varias narraciones del doctor Paul Schliemman, (nieto del arqueólogo alemán, Heinrich Schliemman y continuador de la obra de su abuelo), cómo y de qué forma llegaron a afirmar la existencia de ese continente llamado la "Atlántida". El artículo escrito por Paul Schliemman, que se publicó en su época, en el New York Heraldy se insertó en infinidad de revistas teosóficas, dice así más o menos: "La Atlántida fue la región donde primero se elevó la humanidad desde el estado salvaje hasta una civilización más avanzada que la nuestra". Esto es cierto sólo en parte, puesto que según nos explica el V. M. Samael Aun Weor el estado primitivo de la humanidad fue la inocencia de la Edad de oro y muchos siglos antes de la civilización atlante, existió con caracteres análogos, la Lemuria. El artículo sigue así: "Llegó a ser la Atlántida, una nación tan poderosa que, en el transcurso de cientos de miles de años, conquistó al mundo, colonizó a Egipto, las costas occidentales de África y Europa, Centro América, con los contornos del Golfo de México, valle de Mississipi y costa del Pacífico; el Mediterráneo, el Báltico, el Caúcaso, el Mar Negro, etc...” El recuerdo de la Atlántida, por otra parte, se encuentra en las leyendas del jardín del Edén de la Biblia, en el jardín de las Espérides de los griegos, el Asgard de los escandinavos, el Tir n'Og de los celtas y en todas las leyendas de una tierra misteriosa y maravillosa, en la que moraban Dioses y mortales semejantes a Dioses. La historia del Diluvio, cuyas versiones se encuentran en las tradiciones de casi todas las razas antiguas y modernas, son simplemente el recuerdo de la estupenda catástrofe que hizo desaparecer la Atlántida, y cuya desaparición fue llevada por los supervivientes a todas las colonias de la perdida tierra, representando éstas toda la civilización del mundo en aquella época. De la misma manera, la huida de algunos de los atlantes por un estrecho puente de tierra que unía la Atlántida con lo que es actualmente Bretaña, se conserva en las leyendas del peligroso Puente del Arco Iris, con su filo de navaja, que los escandinavos creían ser el único camino que conducía a Asgard, la morada de los Dioses, en la famosa "Calzada del Infierno" de los libros religiosos de la Edad Media, en las leyendas similares de los Hindús, Mayas y Turanios. Los Dioses y las Diosas de los antiguos griegos, los fenicios, hindús y escandinavos son simplemente los Reyes, Reinas y héroes de la Atlántida, y los hechos que se les atribuyen en la mitología son un confuso recuerdo de sucesos históricos reales. Las religiones de Egipto, Perú y de los Mayas, (la desaparecida raza que constituyó las enterradas ciudades de la América Central y sobre las ruinas de cuya civilización construyeron su imperio los aztecas), fueron las primitivas religiones de los atlantes. Fue la colonia más antigua de las fundadas por los atlantes el Egipto, cuya civilización resulto una vasta reproducción de la madre tierra. La seguían en orden de antigüedad Perú y Centro América. El alfabeto fenicio, padre de todos los alfabetos europeos, se derivó de un alfabeto atlante, que fue también transmitido a los mayas por los atlantes. Los símbolos y jeroglíficos de los egipcios y de los mayas provienen de la misma fuente, y así se explica su semejanza, demasiado grande para ser casual. La Atlántida fue el punto de partida de la familia hindú-europea de las naciones, así como también de los semitas, y probablemente el de los turanios. Los atlantes poseían un completo conocimiento de la electricidad, el vapor y otras fuerzas naturales. Tenían también aeroplanos, buques de máquinas y explosivos. Eran ingenieros prodigiosos y los primeros trabajadores del hierro. Usaban para la ornamentación el oro y la plata en grandes cantidades, y un metal precioso, ya desaparecido, conocido como "Orichalcum". El doctor Paul Schliemman, hace aquí una de las narraciones más notables y fascinadoras que jamás se han publicado de un descubrimiento. La Atlántida es el legendario continente mencionado por el filósofo griego Platón. La Atlántida según su historia, fue el hogar de una gran raza civilizada que conquistó y colonizó el mundo. Lo que hoy se conoce como "El Arrecife del Delfín", una enorme meseta submarina que se extiende entre los 25 y 50 grados de latitud norte y los 20 y 50 grados de latitud oeste, se supone ser sus hundidos restos. Se cree que las Islas Azores son la cima de sus más altas montañas. En 1890, muere en Nápoles el Arqueólogo Heinrich Schliemman, (el verdadero descubridor), el abuelo del doctor Paul Schliemman; pero antes de morir deja un sobre lacrado al cuidado de uno de sus mejores amigos. El sobre sólo podía ser abierto por un miembro de su familia que jurase solemnemente dedicar su vida a las investigaciones que están contenidas en él. Junto a este sobre dejó otra nota en saque decía: "Rómpase el recipiente con cabeza de lechuga. Examínese el contenido, concierne a la Atlántida. Háganse investigaciones en el este de las ruinas del Templo de Sais y en el cementerio del Valle Chacuna". Estos dos sobres fueron depositados en unos bancos de Francia hasta que en 1906 Paul Schliemman, después de terminar muchos de sus estudios y bajo juramento decide hacerse cargo de los documentos. En estos documentos Heinrich Schliemman dejaba bien claro, que el que abriese los documentos tenía que hacerse cargo de las investigaciones. En ellos estaban todos los pasos a seguir, junto con una suma considerada de dinero para cubrir los gastos de la investigación. Uno de estos documentos dice así textualmente: "Cuando en 1873 hice las excavaciones de las ruinas de Troya, en Hissarlik, y descubrí en la Segunda Ciudad el famoso "Tesoro de Priam", encontré entre ese tesoro un famoso jarrón de forma peculiar y de gran tamaño. Dentro de él se hallaban algunas piezas de alfarería, varias imágenes pequeñas de un metal peculiar, monedas del mismo metal y objetos hechos de hueso fosilizado. Algunos de estos objetos y el jarrón de bronce tenían grabada una frase en jeroglíficos fenicios. La frase decía: Del Rey Cronos de la Atlántida".
Tras analizar los objetos de metal se descubrió que estaban hechos de una aleación de platino, aluminio y cobre, combinación que nunca se había encontrado en las antiguas ciudades. Objetos, pues, perfectamente semejantes y teniendo incuestionablemente una fuente común han sido encontrados en países tan separados como estos. Los objetos no son fenicios, ni miocenos, ni centroamericanos. ¿Cuál es, entonces la conclusión?, que llegaron a ambos lugares de un centro común. Otras evidencias de la Atlántida, son los papiros egipcios que se encuentran en el museo de San Petesburgo. Estos habían sido escritos en el reinado del Faraón Sent, de la segunda Dinastía, o sea 4571 años antes de Cristo. Estos papiros hacen referencia a una expedición que se envió en el antiguo Egipto en busca de restos de la Atlántida. También hacen referencia a un período de 13.000 años de reinado de los sabios de la Atlántida. También se encontraron unas tablas en las excavaciones en Troya, que hacían referencia a unas operaciones que realizaban los médicos egipcios para quitar las cataratas de los ojos y las úlceras de los intestinos por medio de la cirugía. Caso curioso es que en los manuscritos Mayas también se encontraban operaciones similares. No debemos olvidar que ni los egipcios ni los mayas eran grandes navegantes, no tenían grandes barcos para cruzar el Atlántico. Por lo tanto la semejanza de la vida y civilización egipcia y maya es tan perfecta, que es imposible pensar que sea casual. Toda esta serie de informaciones y conclusiones fueron a las que llegó el doctor Heinrich Schliemman después de muchos años de investigación y que dejó escrito en los documentos que más tarde se haría cargo su nieto Paul Schliemman. Lo primero que hizo Paul Schliemman para comenzar sus investigaciones fue romper el jarrón con la cabeza de lechuza, el cual tenía la inscripción en caracteres fenicios: "Del Rey Cronos, de la Atlántida". Dentro del jarrón apareció un trozo de metal blanco, parecido a la plata, sobre el que estaban grabadas extrañas figuras y una inscripción que no se parecía a ninguna de las vistas anteriormente. Ello estaba en el anverso de la moneda o medalla. En el reverso había grabadas en fenicio antiguo las siguientes palabras: "Emitido en el Templo de las Paredes Transparentes". Si el jarrón era de la Atlántida, el metal debía de haber venido de allí también. Además de esto, también encontró otros objetos que su abuelo había dicho que provenían de la Atlántida. Uno era un aro del mismo metal que las monedas o medallas. Había un elefante de hueso fosilizado de extraña apariencia. También estaba el mapa por el cual el capitán egipcio había buscado la Atlántida. Según las indicaciones escritas por su abuelo continuó sus investigaciones en las ruinas del Templo de Sais y el Valle de Chacuna, en América. Hizo varias excavaciones alrededor de las ruinas de Sais, se encontraron varios objetos pero ningún vestigio de lo que se deseaba. Por medio de diferentes contactos entró en relaciones con un cazador egipcio el cual le enseñó una colección de medallas antiguas que las había encontrado en un sarcófago. Este sarcófago era de un sacerdote de la Primera Dinastía del Templo de Sais, el Templo que conservaba la tradición de la Atlántida y cuyo sacerdote la había relatado a Solón, el templo que había sido fundado por un hijo de la Atlántida que había huido con un hijo de Cronos, el nombre que estaba en el jarrón de Hissarlik que tenía la moneda. ¿Cómo explicar esto? Por lo tanto sus investigaciones iban progresando, tenía la moneda del Jarrón de Troya y las dos encontradas en el sarcófago. Con la ayuda de dos grandes expertos geólogos franceses examinaron la costa occidental de África y los puntos donde su abuelo había indicado que se encontraba la Atlántida. Estos lugares estaban cubiertos por restos volcánicos. Se encontró un objeto bastante importante para sus investigaciones se trataba de una cabeza de niño hecha con el mismo metal que el empleado para las monedas. Seguidamente en París, se puso en contacto con el poseedor de una colección de objetos centroamericanos al que su abuelo había hecho alusión. Tras romper el jarrón con cabeza de lechuza, extrajo otra moneda exactamente igual a las que ya poseía. Se dirigió al Centro América, México y Perú, para continuar con sus investigaciones. Encontró varios fragmentos de jarrones con cabezas de lechuzas, inscripciones de gran valor, y en la pirámide de Teotihuacan, en México, encontró medallas del mismo metal, pero con diferentes inscripciones. Paul Schliemman tenía suficientes razones para decir que las extrañas medallas se usaron como dinero en la Atlántida hace unos cuarenta mil años. Estas razones están basadas no solamente en sus propias investigaciones, sino también en otras de su abuelo que aquí no se han mencionado. El "Templo de las Paredes Transparentes", era una de las Tesorerías Nacionales del perdido continente. Como los atlantes y más tarde los egipcios, los mayas y los chinos eran naciones sacerdotales y es natural que los templos fueran considerados como el centro y base de la vida política y social, así como también la cuna del arte, de la ciencia, de la educación y de la religión. El Templo atlante de las Paredes Transparentes era generalmente un importante lugar de reunión pública. Sus trabajos podían ser presentados por las masas. ¿Tenía la palabra "transparente" un significado simbólico, o existía realmente un edificio con paredes transparentes? Sin embargo, se puede probar que los fenicios aprendieron a hacer vidrio del "pueblo que vivía más allá de las Columnas de Hércules". Es necesario decir que el país que empleaba las antiguas medallas como equivalente del trabajo, tenía un sistema muy adelantado de circulación. Según los jeroglíficos encontrados y otras evidencias se demuestra que las civilizaciones de Egipto, Miocena, Centro América, Sur América y Mediterráneo tuvieron un origen común. Pasamos a transcribir la traducción de un manuscrito maya que es parte de la famosa colección de Le Plongeon, los manuscritos de Troano, y que puede verse en el Museo Británico, dice así: "En el año 6 de Kan, el II Muluc, en el mes Zrc, ocurrieron terribles terremotos que continuaron sin interrupción hasta el 13 Chuen. El país de las lomas de barro, la tierra Mu, fue sacrificada. Después de dos conmociones, desapareció durante la noche, siendo constantemente estremecida por los fuegos subterráneos, que hicieron que la tierra se hundiera y reapareciera varias veces y en diversos lugares. Al fin la superficie cedió y diez países se separaron y desaparecieron. Se hundieron 64 millones de habitantes 8.000 años antes de escribir este libro".
En los archivos del antiguo templo budista de Lhassa, puede verse una antigua inscripción caldea escrita unos 2.000 años antes de Cristo y que dice: "Cuando la estrella Bal cayó en el lugar donde ahora sólo hay mar y cielo, las Siete Ciudades con sus Puertas de Oro y Templos Transparentes temblaron y estremecieron como las hojas de un árbol, movidos por la tormenta. Y he aquí que una oleada de fuego y de humo se elevó de los palacios; los gritos de agonía de la multitud llenaban el aire. Buscaron refugio en sus templos y ciudadelas y el sabio Mu, el Sacerdote de Ra-Mu se presentó y les dijo: ¿No os predije todo esto? Y los hombres y mujeres, cubiertos de piedras preciosas y brillantes vestiduras, clamaron diciendo: iMu, sálvanos! Y Mu replicó: Moriréis con vuestros esclavos y vuestras riquezas, y de vuestras cenizas surgirán nuevas naciones. Si ellos se olvidan de que deben ser superiores, no por lo que adquieran sino por lo que dan, la misma suerte les tocará. Las llamas y el humo ahogaron las palabras de Mu, y la tierra se hizo pedazos y se sumergió con sus habitantes en las profundidades de unos cuantos meses". ¿Qué se puede decir de estas dos historias, una del Tíbet y otra de Centro América, que relatan ambas el mismo cataclismo y que se refieren ambas a la misma tierra Mu? El arqueólogo Heinrich Schliemman después de ver las inscripciones que había encontrado en los Tumbas-Gúpulos de Mioceno dice: "La religión de Egipto es preeminentemente la adoración al Sol. Ra era el Dios-Sol de los egipcios. La religión de los mayas de Centro América era la misma. Ra-Na era el Dios-Sol de los antiguos peruanos. Mis largos estudios arqueológicos de las diversas naciones han probado que todos ellos tienen su infancia y pubertad. Pero no he podido encontrar trazos de un Egipto tosco y salvaje o de una raza maya muda y bárbara. He encontrado ambas naciones en madurez aún en su tiempo más remoto: hábiles, poderosos y sabios. No he podido encontrar época en la cual carecieran de habilidad para organizar su trabajo, ni para abrir canales, ni para construir carreteras, pirámides, astronomía y los principios de un gobierno excelentemente organizado. Al igual que los mayas, los egipcios practicaban la monogamia y construían sus ciudades y templos en la misma forma, demostrando un conocimiento técnico y habilidoso que es aún un problema para nuestros actuales ingenieros. Amas naciones tenían una casta intelectual, pero las relaciones entre las distintas clases eran cordiales y humanitarias. Su principio básico de gobierno era el mismo". "Lepsius encontró los mismos símbolos sagrados en las ceremonias de los egipcios y de los peruanos. Le Plongeon, el gran arqueólogo francés, recobró en Chichen-ltza (Yucatán), la figura de un Dios que ostentaba en todos sentidos los mismos atributos que el gran Dios Thoth de los egipcios". "La parte exterior de las pirámides egipcias y americanas está cubierta por una capa de cemento bruñido y brillante, de una solidez que no han podido conseguir nuestros constructores. Humbott consideraba la pirámide de Cholula del mismo tipo que el Templo de Júpiter en Belus. Tanto en América como en Egipto se construían las pirámides de la misma forma. He encontrado que las pirámides a ambos lados del Atlántico están construidas con sus cuatro lados colocados astronómicamente como los brazos de una cruz y en la misma dirección. En todos ellos la línea que atraviesa su centro está sobre el meridiano astronómico. La construcción en forma de grada es la misma y en ambos casos las pirámides mayores estaban dedicadas al Sol". Hasta aquí los relatos sobre la Atlántida realizados por el doctor Paul Schliemman y que han sido reflejados por el gran escritor teosófico Don Mario Roso de Luna en su magna obra titulada "De Sevilla a Yucatán". La Atlántida poco
a poco ha emergido del fondo de los océanos mediante los descubrimientos,
tal como el Tesoro de Príamo y las nuevas investigaciones que la
ciencia está realizando, día a día, trae consigo
nuevos descubrimientos al respecto. La Atlántida no es por tanto
una bella teoría platónico, sino por el contrario una realidad
que poco a poco se irá acrecentando. |