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TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL
Fanart de Juni-Anker (Nicaragua)
TOMO 2: Capítulo de Sangre (Chi no Shô)
Sumario: -
Echidona (Echidna - página 11) La gran batalla contra los gigantes llega al final: Gigantomaquia – Historia de sangre. Los Santos que se habían desplazado hasta el Monte Etna están reunidos con Atenea en el Santuario de Grecia. Ellos habían vivido muchas aventuras: secuestros, luchas contra monstruos mitológicos y hasta uno de los héroes fue dominado por el enemigo. En esta historia tendremos revelaciones como el nombre del maestro de Mei, uno de los Santos de Oro, la llegada de un amigo y la salvadora aparición de un poderoso aliado. Además, son libradas batallas aún más devastadoras mostrando la verdadera razón de esta nueva Gigantomaquia. La historia clásica de Masami Kurumada jamás será la misma después del final de esta historia de sangre. Resumen del libro anterior, Gigantomaquia – La historia de Mei En la primera parte de la historia fuimos testigos de la reaparición de los Gigas, gigantes malignos que habían sido aprisionados por Atenea en las profundidades de Sicilia, en el distante pasado de las leyendas mitológicas.
Después de conseguir escapar de alguna forma, en los días
de hoy, los Gigas secuestran a la Santo Femenino Yulij. Seiya y Shun reciben
la misión de rescatarla, recibiendo el deber también de
verificar la integridad del sello de Atenea. Su hermano Mei, actuando
ahora como uno de los agentes secretos del Santuario, es escogido para
guiarlos en esa aventura hacia Sicilia. --------------------------------------------------------------------------------------- ECHIDNA --------------------------------------------------------------------------------------- El Santuario Vemos dos figuras en los aposentos al fondo de la Sala del Gran Patriarca: Una dama joven y un muchacho. -
¿Consigues verme, Mei? El nuevo guerrero de Atenea ya no está más con fiebre ni sudando y en su cuerpo no se percibe ninguna señal de marcas de las garras del Giga Typhon. Sobrevivió al ataque, más su rostro pálido y sin color le dan una apariencia de una persona muy enferma. - Dormiste más de diez días – explica la diosa, como si contase a un náufrago cuanto tiempo estuvo lejos de casa. Mei recuerda la batalla librada en Sicilia contra los Gigas, gigantes mitológicos de tiempos inmemoriables, pero le cuesta recordar los detalles. De a pocos va recordando que había sido usado como una marioneta por la voluntad del resucitado dios Typhon, y que por eso había perdido casi todo su Cosmo. -
Diez días... todo eso... Por alguna razón, parece haber una compleja mezcla de sentimientos entre Saori y Mei, algo mucho más grande que una simple relación entre ama y siervo. - Tengo una sorpresa para ti – Dice Atenea, gentilmente – Una persona que está aquí para verte. A la señal de la diosa se aproxima a la cama una figura extremadamente ceremonial, un hombre alto, de cabeza rapada, vestido de smoking negro. -
¿Tatsumi? Es usted? – Pregunta Mei en un tono de sorpresa. Se trata de Tokumaru Tatsumi, administrador de la Fundación Graad y dedicado mayordomo de la familia Kido. -
¿Quiere decir entonces que usted continúa prestando servicio
a la señorita Saori? – Pregunta Mei. El joven guarda aún
la imagen de Tatsumi como una especie de niñera o guardaespaldas
de la joven, impresión compartida en la infancia por todos los
cien huérfanos reunidos por el fallecido Mitsumasa Kido para volverse
Santos. Tatsumi suelta una risa sin gracia y levanta los hombros. Su sonrisa es sincera y sus hombros largos como los de un boxeador. -
Yo ni lo imaginaba...! – Dice Atenea con una voz temblorosa. - Atenea! – Interrumpe una voz venida del otro lado afuera de los aposentos. Pidiendo permiso a la diosa, aparece en la puerta Nicole, Santo de Plata de Altar – Mei! Despertaste! – Exclama el hombre. Su rostro recuerda a una estatua griega, de una belleza intelectual y galante. El joven brinca de la cama y, con las piernas tambaleantes en una inesperada debilidad, de arrodilla delante del oficial mayor. Nicole, a su vez, se voltea hacia Atenea. -
En calidad de Gran Patriarca sustituto, por tanto responsable por los
Santos, le agradezco por haber salvado la vida de Mei – Y continúa,
curvándose levemente en dirección de Tatsumi – Al
noble Tatsumi, también me gustaría agradecer por interceder
junto al ejército y al gobierno italiano en Sicilia – Sólo
entonces Nicole dirige la palabra al joven Santo – Dime, Mei, ¿recuerdas
que ocurrió mientras estabas siendo controlado por Typhon? A medida que organiza sus pensamientos, Mei se va apenando por las cosas que hizo cuando estaba bajo el dominio de Typhon. Había acertado a Nicole con un golpe en el teatro de la Acrópolis. Y peor: Por poco no había matado a Seiya en Sicilia. -
¿Cómo está Seiya? – Pregunta Mei, mientras
mira sus propias manos en estado de Shock. Aún puede sentir en
ellas el calor de la sangre de su hermano. El joven no está conforme
con su debilidad - ¿Cómo pude haber quedado totalmente a
merced de la voluntad de Typhon? La revelación inesperada toma al joven completamente de sorpresa. - Le otorgo aquí el Traje Sagrado, que prueba tu misión de Santo... – Continúa Nicole, comenzando allí mismo la ceremonia de nombramiento de Santo. Mei desvía la mirada hacia la Urna donde está la Cloth, colocada al borde del aposento. Es una caja negra, tan oscura que parece absorber la luz a su alrededor. En ella está la figura de una mujer recostada, tallada en bajorrelieve. - Esta es la Cloth de Cabellera de Berenice, Mei, tu constelación. Arrodillándose delante del Gran Patriarca sustituto, Mei jura lealtad eterna a Atenea, volviéndose entonces oficialmente el Santo de la constelación de Cabellera de Berenice, el nuevo Guerrero Sagrado de Atenea. -
En nombre de Atenea, yo, Nicole de Altar, te ordeno Santo. Deberás
proteger a Atenea y defender la justicia sobre la Tierra. La Cloth sagrada
jamás deberá ser usada por intereses o batallas personales.
Si por casualidad violaras la norma y mancharas el Traje... la constelación,
la Cloth, en vez de protegerte, te destruirá. De hecho, la Cloth de Mei no pertenece a ninguna de las tres jerarquías: Oro, Plata y Bronce. Nicole decide que este es el momento de contarle a Mei la historia de la antigua batalla contra los gigantes. “La morada de Typhoeus”. Apenas un poema épico griego preserva en estos días el nombre del más poderoso de los Gigas. Con el tiempo: “Typhoeus” es otra forma de escribir “Typhon” ó “Tifón”. El dios de los Gigas es un remolino que no estará satisfecho hasta no destruir y consumir toda la Tierra. Renacido en el mundo físico al romper el sello de Atenea, el dios gigante de las tempestades se esconde en el punto más profundo de un conjunto de cavernas entrelazadas como un enorme hormiguero. En su delante está un Giga que viste un Adamas de cornelina. - Mi señor... – Dice el Giga. Pero Typhon no le presta atención. Sus pensamientos están muy lejos. Fanart de Marco Albiero (Italia) - Atenea consiguió reencarnar en esta era en su plenitud... – Dice para si mismo. La mitad derecha de su cuerpo está forrada por llamaradas, las llamas inagotables de la gran tierra, mientras que relámpagos llenan la mitad izquierda como terribles vientos de temporales fantasmas. De la carne asimétrica nacen, como uñas, las placas de su negro Adamas de ónix. No es exactamente una armadura, es sino una coraza, como una parte endurecida del cuerpo – Atenea consiguió reencarnar en esta era en su plenitud – Repite – Pero, ¿qué dices de mí? ¿De este, mi cuerpo físico tan frágil?.
- Quirri! El cuerpo de Enkelados... frágil? – Se sorprende
Pallas, el Espíritu Estúpido. De hecho es resistente el
poderoso el cuerpo físico que fue ofrecido a Typhon por su hermano
más viejo, el sumo sacerdote Enkelados. Fanart de Marco Albiero (Italia)
- Ah, entonces ya estaba preparando su propia reencarnación! –
Exclama Pallas, finalmente comprendiendo el plan de su maestro. Fanart de Marco Albiero (Italia) Pallas no entiende nada: -
Quirri! Hijos? Fanart de Marco Albiero (Italia) Así las sombras se presentan ellas mismas a Pallas: -
Orthos, el Maléfico Can Bicéfalo. Las tres figuras se arrodillan en silencio delante de la voluntad del dios de los Gigas. --------------------------------------------------------------------------------------- CABELLERA, Parte 1 --------------------------------------------------------------------------------------- Península del Peloponeso, extremo sur de los Balcanes - Aquí tampoco hay nada – Dice Seiya para sí mismo, al examinar la pared de piedra. Él reconoce la luz débil que ilumina levemente la caverna, donde con certeza no llegan los rayos del sol. Es la misma que vio en las profundidades del Monte Etna, donde Typhon estaba aprisionado – Con certeza este lugar fue parte de las Tierras Sagradas de los Gigas – Concluye el Santo de Bronce de Pegaso. Esta caverna es bastante menor que la del Etna. No tiene templos, apenas ruinas de un altar de piedra. “Extraño...”, piensa el joven. “Tengo la impresión de que alguien estuvo aquí hasta hace poco”. Seiya parece sentir los resquicios de un Cosmo, pero no hay señal de los enemigos. Con excepción de murciélagos, el Santo es la única criatura viva allí. Él no tiene otro remedio que dejar la caverna atrás. Anochece en Atenas, el lugar sagrado de la guerrera protectora de la Tierra. Yulij, de la constelación de Sextante, en un vestido y una túnica escarlata, está en el observatorio estelar del Santuario. A su lado, el Santo Mei. - Parece un mar de sangre – Comenta Mei, que viste una camiseta y pantalón negro, moderno, en contraste con la vestimenta clásica de la joven – ¿Desde cuando el atardecer es tan rojo bermellón? --------------------------------------------------------------------------------------- CABELLERA, Parte 2 --------------------------------------------------------------------------------------- -
La erupción del Etna fue la mayor de los últimos siglos
– Explica Yulij – La polvadera volcánica formó
una espesa capa en la estratosfera, bloqueando la luz solar, por eso el
cielo está rojo bermellón. Según los investigadores
de la Fundación Graad, en los próximos tres a cinco años,
la incidencia de la luz solar sobre la superficie terrestre va a disminuir
en más de 10% - Inestabilidad climática, perjuicios para
la agricultura, falta de alimentos... la cosa es seria – Suspira
Mei. Yulij había sido gravemente herida al ser secuestrada por los Gigas, pero parece estar casi totalmente recuperada. Hasta su máscara, que Mei había quebrado cuando estaba sobre el dominio de Typhon, está totalmente intacta, cubriendo su rostro. -
¿No tienes problemas en usar la máscara por encima de los
vendajes? El piso destruido del observatorio, donde antes se veía un mapa del zodiaco es testigo del ataque de Mei. -
¿Sabes cual es el otro dogma? – Pregunta Yulij, en un tono
casi pícaro, antes de colocarse en posición de ataque, intentando
aplicar un golpe en la garganta de Mei, con un golpe, o sable de mano
– Para un Santo Femenino, ser vista con el rostro expuesto es más
humillante que verla desnuda en público. Si alguien ve su rostro,
el Santo Femenino tendrá que matar a esa persona. De hecho, la atmósfera parece estar cubierta por una densa niebla. - Typhon cubrió el cielo estrellado con cenizas. Con eso no consigo divisar directamente el mundo o el futuro – Lamenta Yulij – Y a tu constelación, Mei, es más difícil divisarla que a las otras – Continua, apuntando un punto en el cielo. En el lado oeste del firmamento sobran aún las últimas constelaciones de primavera. Un poco encima de Virgo, entre las estrellas Denébola y Arturo, se encuentra la constelación de Cabellera de Berenice. Es un conjunto de pálidas estrellas: Por más limpio que esté el cielo, visualizar en ella los largos cabellos de una mujer es un verdadero ejercicio de imaginación. -
Puede no parecer, pero en ella están galaxias enteras – Explica
Yulij. Yulij cambia debido a algo: -
Estoy preocupada por Seiya y los otros que fueron tras la pista de Typhon,
todos los que son capaces de caminar están en esa búsqueda,
en este momento sólo hay Santos heridos en el Santuario. Mei esconde el rostro, como si estuviese recordando una pesadilla. - Ven conmigo a la biblioteca – Continúa Yulij, tomando su mano – Quiero oír lo que tienes que decir. --------------------------------------------------------------------------------------- CABELLERA, Parte 3 --------------------------------------------------------------------------------------- En el margen norte del Mar Negro: Una región de Ucrania, antiguamente conocida como Citia. - Tampoco es aquí – Dice Hyoga. Una pared bloquea su avance. La Cloth de Cisne, blanca-azulada, y los cabellos rubios del joven brillan levemente en la oscuridad, prueba de que esta fue una de las Tierras Sagradas de los Gigas. En la caverna vacía vemos apenas restos de un altar de piedra. - Este olor... es el olor de Typhon – continúa Hyoga para sí mismo, frotándose la nariz. Su Cosmo capta una sensación anormal en el aire – Es como si fuese un rastro mezclado de una voluntad maligna... tal vez el propio Typhon ha pasado por aquí. Pero ¿para qué? Los rastros dejados eran insuficientes para cualquier conjetura. --------------------------------------------------------------------------------------- CABELLERA, Parte 4 --------------------------------------------------------------------------------------- -
Yo tenía un miedo terrible de disgustar a Typhon y exponerme a
su temor – Cuenta Mei. --------------------------------------------------------------------------------------- CABELLERA, Parte 5 --------------------------------------------------------------------------------------- Pocos textos hablan de la Gigantomaquia en los registros históricos del Santuario. En los libros oficiales, no hay una línea siquiera – Explica Nicole a Atenea, mientras ella se acomoda en el trono de la Sala del Gran Patriarca. -
Eso ocurre porque la Gigantomaquia no fue una Guerra Santa. Los Doce Templos del Zodiaco son los recintos dorados de las constelaciones, la espina dorsal del Santuario. Los signos de Aries, Tauro, Géminis y así sucesivamente dan nombre a los templos en el camino que lleva al Templo de Atenea, con los Santos que las protegen. - Entonces fue aquí que ocurrió la Batalla de los Doce Templos... – Mei dejó hace poco la biblioteca en el interior del Santuario, y ahora sobre las escaleras de los Doce Templos. El espacio de los templos está totalmente cubierto por la protección de las estrellas. Ningún ser paranormal, por más poderoso que sea, consigue tele transportarse en las escaleras o el interior de los templos. La única forma posible de recorrer el camino es por las escaleras que Mei sube en este instante. Los Santos de Bronce, como Seiya, Shun y Hyoga, hermanos de Mei, lucharon aquí contra el mal oculto en el interior del Santuario, protegiendo a Saori Kido, la diosa Atenea. Los detalles están registrados en la historia oficial, pero es importante tener en mente que las batallas de los Doce Templos fueron combates entre los Santos de Bronce y los de Oro durante la llamada revuelta de Saga. “Trágico... Santos luchando entre sí”, piensa Mei, entristecido al recordar que muchos Santos perdieron su vida en esas confrontaciones. Él no participó en la lucha porque en esa época ya estaba bajo el dominio de Typhon, en el Monte Etna. La noche está serena. Mei recorre el Templo de Géminis, que debería estar protegido por Saga, llegando entonces hasta el cuarto templo, el de Cáncer. - Otro templo sin guardián – dice Mei para sí mismo. El lugar, que debería estar brillante y blanco como la Vía Láctea, se encuentra pesado y turbio como ruinas abandonadas. Mei se queda sin palabras. De repente, se oyen pasos. El joven se voltea para atrás. -
¿Eres tú, Shiryu? – Pregunta, reconociendo inmediatamente
al Santo, a pesar de que los dos no se han visto en años. La constelación de Shiryu es la del Dragón. Su traje sagrado está formado por placas de orichalcum, aglutinadas como escamas. La pieza del brazo derecho trae un pequeño escudo circular, símbolo de la propia Cloth. Shiryu es un joven apuesto, de rostro colorado, con apariencia de cierta forma opuesta a la truculencia del Dragón – Su cuerpo es fino y tiene largos cabellos negros en la altura de la cintura, recordando a un galante Wakamusha, como eran llamados los jóvenes samuráis. -
Fui convocado por el Gran Patriarca sustituto para proteger el Santuario
– Explica Shiryu. Los ojos de Shiryu están lastimados, el Santo ahora es ciego. - Fue durante la batalla – Responde Shiryu – Cuando cumplíamos nuestra misión de Santos. Es bueno explicar que la pérdida de la visión no es algo debilitante para Shiryu. Los Santos de Atenea dominan el Séptimo Sentido, la habilidad de “sentir” el Cosmo y la presencia de otras personas. Aunque sea prácticamente imposible explicarlo con palabras, el Séptimo Sentido supera a los cinco sentidos tradicionales y hasta el mismo sexto. Shiryu ni siquiera necesita de ayuda para subir las escaleras. -
¿Qué estabas haciendo aquí Mei? – Pregunta
– Sin la visión, puedo sentir, aunque de forma limitada,
los sentimientos de las personas. Parece que estabas sintiendo una tristeza
profunda. --------------------------------------------------------------------------------------- CABELLERA, Parte 6 --------------------------------------------------------------------------------------- Anatolia: Península de Asia Menor, cercada por los mares Egeo, Negro y Mediterráneo. Palco de antiguas leyendas griegas. Hoy la mayor parte de su territorio pertenece a Turquía. - Que lugar tan misterioso... – Comenta Shun para sí mismo. El joven de cabellos color de lino viste la Cloth de Andrómeda y sus cadenas. Es de noche. Una especie de bosque de piedras cubre el inmenso valle. Son centenas, millones de rocas de los más diferentes tamaños, llegando a decenas de metros de altura, muchas en formato de gigantescos hongos. El paisaje fue esculpido por millones de años de actividad volcánica: Un lugar tan fantástico que no parece real. Shun brinca de una piedra a otra con suavidad, acompañado por la sombra de la luz de la luna pálida. El Santo de Bronce de Andrómeda cumple ordenes del Gran Patriarca sustituto Nicole: Está en busca de la morada de Typhon. El Monte Arima, que está en esta región, fue citado en un poema épico y, como sabemos, las leyendas a veces traen la verdad escondida. Es una carrera contra el tiempo. A cada minuto Typhon se torna más poderoso y temible. Por eso Nicole está tan compenetrado en esa búsqueda, enviando en misiones de investigación a Shun, Hyoga y hasta al mismo Seiya, que aún no está completamente recuperado. En este momento, el esfuerzo incluye a varios Santos esparcidos alrededor del mundo, como agentes secretos del Santuario. “Si Typhon tiene el poder de controlar los volcanes...”, piensa Shun, observando la tenue humareda blanca que sale del Monte Arima, “...Qué ocurrirá con la Tierra si él recupera su verdadera fuerza?” Sin duda sería el fin de la humanidad y de cualquier forma de vida en el planeta. Desde la erupción anormal del Etna, había señal de actividad volcánica allí y en diversas partes del mundo. Científicos alertaban por el riesgo de una nueva edad de hielo, o de la extinción en masa de las especies, como había ocurrido con los dinosaurios. Algunos fatalistas más apresados ya profesan el fin del mundo. - No! No mientras Atenea y los Santos estén aquí! Jamás lo permitiremos! – Shun reafirma su compromiso, cerrando su puño. En ese momento las Cadenas de Andrómeda, dotadas de un increíble sentido de la defensa, asumen espontáneamente la formación de la nebulosa Zowah, alertas a la presencia de un Cosmo desconocido. - ¿Quién está ahí...? – Pregunta Shun en dirección del bosque de piedras. El joven percibe nítidamente un instinto agresivo y totalmente expuesto, como el de un tigre o un lobo, sin la menor preocupación de esconderse – Ah, ahí estás! – Shun lanza la cadena en dirección al brazo derecho, que forma un arco parecido a un bumerang y captura a alguien que se esconde detrás de una columna de piedra – ¿Uno de los Gigas? En la batalla de Sicília, Agrios, la Fuerza Brutal; Thoas, el Relámpago Veloz; y el sumo sacerdote Enkelados, la Voz Sellada, se ofrecieron en sacrificio para Typhon. Y el Cosmo sentido por Shun no es el de Pallas, en teoría el único discípulo de Typhon que aún está suelto. ¿Será que existen otros Gigas sobrevivientes? ¿O será que Typhon resucitó otros Gigas después de la erupción del Etna? Shun siente que su piel se eriza, como si una lámina afilada estuviese alisando la superficie de su cuerpo. - Son dos...! Espera, son tres? Las figuras cercan al joven como cazadores alrededor de una presa. La vida de Shun está en peligro. El ataque combinado de los tres Gigas sugiere que Typhon está ahí: Entre todos los Santos que buscan al dios maligno, a Shun le tocó el boleto premiado. Las sombras se aproximan aún más. Pueden ser monstruos legendarios o demonios mitológicos. Con certeza son enemigos, las siluetas emanan reflejos oscuros de las armaduras de Adamas. La Cadena Circular en el brazo izquierdo de Shun hace un zumbido, reaccionando a la presión de los Cosmos agresivos. El Santo llama de vuelta a su Cadena Triangular y la levanta al cielo, haciendo centellear polvo estelar. - Atenea! – Grita Shun, mientras su visión es completamente cubierta por las tres figuras de Adamas que avanzan sobre él. --------------------------------------------------------------------------------------- CABELLERA, Parte 7 --------------------------------------------------------------------------------------- -
Nicole ¿por qué llamó a Shiryu? – La voz limpia
y aterciopelada de Atenea se dirige al Gran Patriarca sustituto. En ese momento un objeto no identificado rompe el espacio, haciendo un ruido fuerte y repentino. - Ay! – Sorprendido por el impacto, Tatsumi que estaba al borde de la Sala del Gran Patriarca, cae al suelo. Nicole avanza en dirección al trono de Atenea a una velocidad superior al sonido, protegiendo a la diosa con su cuerpo y su Cloth. -
Es la Cadena de Andrómeda... – Atenea se levanta y corre
para el centro de la sala. De hecho, encima del tapete central está
la cadena, en verdad, apenas un pedazo de ella. El artefacto rompió
el espacio para surgir en el Santuario. La única certeza es la de que Shun está en peligro. Una situación tan grave que el no tuvo otra forma de avisar que valerse de la capacidad de la cadena de atravesar dimensiones. Atenea coge la cadena enviada por Shun, sobresaltándose inmediatamente. - ¿Este... este Cosmo? Nicole también es capaz de sentir la energía maligna que preocupa a Atenea. En ese exacto momento, una estrella con cola plateada cae del cielo cubierto por las cenizas. Shiryu de Dragón siente que un Cosmo terriblemente violento invade el Santuario. - ¿Mei? – Dice el Santo ciego, volteándose para atrás. Pero el joven no está ahí. Sin esperar o avisar a Shiryu, Mei retorna por el camino de los Doce Templos Zodiacales, rumbo a la biblioteca, donde se encuentra con una imagen atemorizante. Un ventarrón de papel. Las páginas de libro, ahora en fragmentos, se esparcen por el aire y por el suelo, en millones de pedazos. Yulij está tirada, inmóvil, en el suelo, con el vestido escarlata de la oficial auxiliar del Santuario. ¿Quién podría imaginar que ella registraría su muerte con su propia sangre en el libro de historia que tiene en sus manos? -
Yulij!!! Las batallas de los Santos son libradas a un paso de la muerte. Por alcanzar la esencia de la destrucción, pudiendo hasta romper los mismos átomos, hay veces en que las disputas se deciden en un instante y de forma cruel. Este puede ser el futuro de cualquier Santo: Seriamente herido, sin Cloth, atacado por sorpresa por un enemigo cuyo poder se equipara al de los Guerreros de Atenea – En este caso, un Giga poderoso. El Santo Femenino muerto no tiene la menor oportunidad: La protección de la estrella de Yulij se agotó. Para Mei es la muerte de una compañera insustituible, con quien luchó lado a lado por Atenea. -
¿Ese Cosmo maligno... es uno de los Gigas? – Pregunta Shiryu,
entrando en la biblioteca. En ese momento, surge de la nada una caja con un traje sagrado, la Cloth de la constelación de Cabellera de Berenice, que atiende la llamada del Cosmo de Mei. Hasta el mismo Shiryu, privado del sentido de la vista, puede sentir la oscuridad de la urna con la imagen en relieve de una mujer de lado. La tapa se abre y una urna se revela. En ella no hay luz, mas sombras que parecen jugar cual luminosidad. Surge una bella estatua de una mujer de lado, con largos cabellos, prueba de que el portador de la caja es un Guerrero Sagrado, capaz de dominar las fuerzas más poderosas del planeta. Es la primera vez que Mei trae por libre y espontánea voluntad la Cloth de su constelación protectora. Cabeza, dorso, brazos, cadera, rodillas: La figura femenina de la estatua se divide en partes, se moldean y se fijan en el cuerpo del joven. El traje protege al Santo elegido por la constelación. Esa es una Cloth de tiempos perdidos, que permaneció sellada por mucho tiempo. La primera cosa que llama la atención en ella son los grandes escudos negros de las hombreras, que recuerdan a las alas de un cuervo. Gracias a complejas conexiones que permiten cualquier movimiento, los escudos se funden a los dos protectores de los brazos sin perjudicar la movilidad del Santo. El yelmo recuerda al mismo tiempo a los protectores usados por luchadores de boxeo y un ornamento femenino. Las placas del pectoral, cadera y abdomen son leves y finas, y en las piernas la única protección son las rodilleras. Es una Cloth de curvas suaves, que presentan la imagen femenina que la originó, a pesar de ser intensamente negra. - Mei, tu Cloth parece una nebulosa oscura, trayendo dentro de sí la materia que originó las estrellas – Comenta Shiryu. Él siente la explosión de Cosmo en el interior de Mei y la fuerza del traje negro que acumula en sí toda la luz: El origen de la vida. Una lámina corta el aire, soltando chispas, invisible mientras rompe la velocidad del sonido. -
¿Quirri...? – El Giga Espíritu Estúpido está
boquiabierto. Siente que algo pasó por su cuerpo, mas no consigue
identificar qué. Fanart de Marco Albiero (Italia) Para sorpresa de Pallas, Mei permanece en pie, inmóvil, con los dos brazos relajados, sin asumir ninguna posición de ataque o defensa. El Giga decide atacar al joven en su aparente vulnerabilidad, tomando impulso en el suelo de la biblioteca. Las hojas del libro histórico destruido vuelan por los aires, y la distancia entre los dos combatientes disminuye súbitamente. Los brazos extrañamente largos de Pallas se doblan como ramas de sauce y sus garras poderosas avanzan en dirección de la garganta del oponente. Pero el golpe mortífero corta apenas el aire. - ¿Quirri? – Una vez más, Pallas está confundido. El monstruo concentra su fuerza en su puño y levanta las garras, pero algo cae inesperadamente, como si fuese una bola mal lanzada. Era una mano, con garras: La mano del Giga, que rehúsa a creer lo que ven sus propios ojos – Mi brazo... Mi brazsoooooooooooooooooooooo!!!! Una cantidad absurda de sangre chorrea de la muñeca cortada. Pallas siente vértigo, intensamente perturbado por la visión. -
No lo percibiste, pero tu brazo fue cortado hace rato... – Dice
Mei. Sólo entonces percibe que está preso en una jaula de hilos finísimos, más finos que las cuerdas de un piano, estirados en todas las direcciones a su alrededor. -
Son hilos de orichalcum – Explica Mei. Sorprendentemente, la unión del antiguo orichalcum con el gammanium y polvo estelar asumen allí la espesura de un hilo de cabello, pero manteniendo su resistencia. - Cada uno de esos hilos es una lámina afilada – Continúa Mei – No te muevas o tu cuello va a volar por los aires sin que lo percibas, así como tu brazo. Con un leve movimiento de muñeca, Mei controla los hilos cortantes, que se lanzan a lo largo de la máscara de Adamas del Giga. Preso en una jaula de Orichalcum, Pallas no puede siquiera defenderse. -
Di el nombre de mi estrella – Ordena Mei, en el mismo instante en
que los hilos cortantes estallan. Varias luminarias de la biblioteca se
van apagando dejando aquella parte del recinto en la más completa
oscuridad. Apenas Pallas está perdido en las tinieblas. Así como Mei, Shiryu no siente ninguna dificultad por causa de la falta de luz. -
Gyah! – un grito más de Pallas en la oscuridad, seguido por
el golpe seco de algo cayendo en el suelo – Aaaaiii!!!rayooooosss!!
Mi otra mano! Pallas se cala en la oscuridad, con la voz bloqueada por la sangre que llena su garganta. Mei se prepara para el golpe final, pero Shiryu detiene su mano. -
¿Por qué? – Pregunta Mei. Pallas está ahora sin los dos brazos, separados completamente de su cuerpo. El Giga Espíritu Estúpido se agitaba como una gallina a la espera del sacrificio. -
Entonces, Giga, ¿dónde está tu dios, Typhon? –
Pregunta Shiryu. El joven aún está sorprendido con sus habilidades de Santo. Siente que el traje le está enseñando a manipularlo. El movía el cuerpo guiado por la Cloth. En sus manos, los hilos cortantes son como parte de su cuerpo. -
Tengo noticias de Typhon – La voz de Nicole interrumpe los pensamientos
de Mei. --------------------------------------------------------------------------------------- SANGRE, Parte 1 --------------------------------------------------------------------------------------- Existe en el Santuario un humilde cementerio. Allí reposan los Guerreros de Atenea, algunos famosos, otros menos conocidos – Muchas tumbas no deben tener cuerpos sepultados. Las lápidas son simples piedras con nombre, clase y en algunos casos, la constelación de los Santos – Algunas completamente cubiertas de musgo. -
Pero una compañera que perdimos... – Balbucea Seiya, que
recibió la noticia de la muerte de Yulij al volver de su misión. Desde los tiempos inmemoriables de las antiguas leyendas mitológicas, Santos tan numerosos como las estrellas en el cielo luchan por el amor y por la justicia en la Tierra, cumpliendo su destino. Yulij, Bronce, Sextante. Nada en la inscripción indica que esa es la tumba de una mujer. -
En cada combate, yo solo pedía una cosa... – La voz de Nicole
está llena de tristeza – Que no necesitase decir una frase
de despedida. El oficial mayor concluye la ceremonia. Las palabras de Nicole reverberan el espíritu de Mei y su destino trazado por su Cloth negra. Él es un guerrero de la Gigantomaquia. --------------------------------------------------------------------------------------- SANGRE, Parte 2 --------------------------------------------------------------------------------------- En la sala del Gran Patriarca, Nicole muestra a Seiya el pedazo de la Cadena Triangular de la Cloth de Andrómeda. La primera reacción del joven es ofrecerse rápidamente para rescatarlo. -
Shun fue a Anatolia. ¿Estoy en lo correcto, oficial mayor? –
Hyoga también está preocupado por su compañero y
hermano. Para sorpresa de Seiya, Hyoga y Shiryu, en ese momento un grupo de Santos entra en la Sala del Gran Patriarca. - Llegaron – Confirma Nicole, volteándose en dirección de la puerta Los recién llegados se presentan: -
Nachi de Lobo. Con eso aquellos Santos de Bronce se arrodillan delante de Atenea -
Gracias por haber venido de tan lejos – Responde la diosa. Seiya es interrumpido por la voz aguda de un niño, más joven que los otros, que entra en la Sala del Gran Patriarca. Es Kiki. -
Misión cumplida, señor Nicole – Dice el pequeño
haciendo una reverencia torpe. Altiva, Atenea se aproxima a sus Santos placidamente, llevando su cetro que representa a Nike, la diosa de la victoria. Su largo vestido se agita suavemente. -
Nicole tiene la obligación de estudiar y analizar los hechos un
poco más que tú – Dice la diosa – Si Typhon
está en el Monte Arima, eso significa que probablemente ya exista
allí una redoma protectora. Comprendiendo la voluntad de Atenea, el Santo de Altar parte en busca de una pequeña caja, la cual ofrece a la diosa. Dentro de ella hay una daga brillante como una joya. Atenea mira con ternura a Seiya, Hyoga y Shiryu. - Vengan hasta aquí. Los tres Guerreros Sagrados atienden la llamada de Atenea. - Que la sangre proteja a mis Santos – La diosa aproxima el filo a su muñeca. Es tan afilada que basta un leve toque para hacer un corte. Sin vacilar, Atenea la hace correr por su brazo. La noble sangre divina dibuja un hilo bermellón sobre la piel clara. Las tres Cloths de Bronce – De Pegaso, Cisne y Dragón – Reciben gotas de sangre de Atenea y así obtienen una protección de su soberana voluntad. Fanart de Carlos Alberto Lam Reyes Después ofrece la protección de su sangre también a la Cloth de Altar. Atenea devuelve la daga a Nicole. El Santo recibe respetuosamente el arma, limpia la lámina con un tejido blanco y la coloca nuevamente en la caja. -
Mientras lleven estas Cloths consagradas con la sangre de Atenea, no sufrirán
con la Redoma Protectora de Llamas Terrenales de Typhon – Explica
el oficial mayor. --------------------------------------------------------------------------------------- SANGRE, Parte 3 --------------------------------------------------------------------------------------- Al despertar de una pesadilla en la cual se arrastraba por el suelo como una taturana, Shun siente escalofríos que lo entorpecen hasta la punta de los dedos. -
Esta sensación... – Es como si el Cosmo se vaciase de su
alma – El campo de Fle... Mirando fijamente al joven, allí está el dios asimétrico de llamas y relámpagos, el último de los Gigas, con su armadura brillante y oscura de Adamas. Shun es su prisionero. - ¿Por qué tengo la impresión de que ya te conozco? – pregunta el dios monstruoso – Siento que ya luche contigo. Ah, claro! Son las memorias de mi querido hermano Thoas. ¿Será que los recuerdos de Thoas, el Relámpago Veloz, se transfirieron a Typhon cuando él lo devoró en sacrificio? Shun tiene dificultades para encarar al dios de los Gigas: Las llamas y relámpagos que emanan de Typhon parecen quemar sus retinas. Y él está cada vez más poderoso. Shun no lo sabe, pero Typhon acabó de devorar a Pallas, el Espíritu Estúpido, aumentando aún más su poder. - Veo que no eres sólo un humano, Andrómeda – Dice la criatura – Tu eres el receptáculo de uno de los dioses del Olimpo. No me olvido del sabor de tu sangre y del Cosmo que absorbí, recuerdo poco, en el monte Etna. No podría desear un sacrificio mayor!. Typhon se inclina hacia delante y toca el rostro de Shun. Un choque eléctrico alcanza los centros nerviosos del cuerpo del Santo, que se contrae involuntariamente en un espasmo violento. -
Voy a devorarte! – Typhon se moja los labios con su lengua negra. El dios de los Gigas sale del campo de visión de Shun, revelando un altar. Sobre él, envuelta en un “Capullo de Tiempo”, reposa una imagen de una mujer embarazada, mitad humana, mitad serpiente. “El Calabozo del Tiempo Estancado”. -
Andrómeda, voy a devorarte en ocasión del nacimiento de
mi nuevo y verdadero cuerpo carnal. De hecho, Shun percibe que la mitad inferior de Echidna, la parte de serpiente, está atrapada en el pedestal por varios clavos. En ese momento surgen tres figuras no identificadas. -
Padre – Dicen las sombras. ¿“Será que son Seiya y los otros?”, Piensa Shun. “Entonces la Cadena de Andrómeda llegó a Atenea”. -
El “Tiempo Estancado” en breve se romperá – Repite
Typhon, lanzando una mirada maligna en dirección a la mujer del
altar. Y entonces, volteándose hacia Shun: --------------------------------------------------------------------------------------- SANGRE, Parte 4 --------------------------------------------------------------------------------------- De pie sobre una roca que recuerda un sombrero puntiagudo, Seiya examina el paisaje a su alrededor. Está en uno de los muchos bosques de piedra del valle de Anatolia, una región desolada, distante de la civilización. El Santo no ve ningún tipo de luz, ninguna señal de alguna habitación. Detrás de él están Hyoga, Shiryu, Nicole y Kiki, que los teletransportó del Santuario hasta allí. -
¿Oficial Mayor, cuál es la relación de esta tierra
con Typhon? – Pregunta Shiryu . En ese momento, los cuatro Santos verifican sus Trajes Sagrados. Admiran el brillo de las estrellas que honraban. Están bajo la protección de la sangre de Atenea. Contemplan su destino. -
Vamos a salvar a Shun. Nicole ve a los tres jóvenes colocar las manos unas sobre las otras, señalando el compromiso de cumplir la misión. -
¿Pero... y yo? Los cuatro corren manteniendo una distancia fija entre sí. Lo que ellos deben hacer no es protagonizar una historia de heroísmo y bravura para ser contada por milenios. Todo lo que harán es por el amor y por la justicia en la tierra. Por sus compañeros y por Atenea. - Aún no siento la Redoma de Flegra – Grita Seiya hacia los otros. El bosque de piedra no está sobre la maldición de Typhon, por lo tanto, al encontrar el campo de fuerza, encontraremos también al dios de los Gigas. De repente sonó un ruido, una especie de grupo insurrecto. Los Santos de detienen y asumen posición de combate. El suelo se abre. --------------------------------------------------------------------------------------- SANGRE, Parte 5 --------------------------------------------------------------------------------------- El bosque de piedra grita. El viento que recorre las rocas hace vibrar el aire y amenaza a los invasores como un arpa estridente. El suelo cede. La superficie se desmorona como una concha vacía y los Santos son tragados hacia el centro de la tierra, perdiéndose unos de los otros en medio de las sombras de las rocas y el polvo que cae. El cráter es grande, lo bastante para abrigar varios anfiteatros y va haciéndose cada vez más profundo, hasta que ellos finalmente encuentran el fondo. Con eso la tierra se hace silenciosa nuevamente. - Uff – Hyoga tose, empujando una roca gigantesca – ¿Dónde estoy? – El Santo percibe que perdió contacto con el Cosmo de Shiryu, Seiya y los otros. El aire está saturado de polvo. Es imposible mantener los ojos abiertos. De cualquier forma, Hyoga está muy debajo de la superficie: aunque pudiese abrir los ojos, la oscuridad es absoluta. Mientras caía, Hyoga saltó instintivamente hacia un agujero lateral del cráter. Si hubiese caído hasta el final, abría sido aplastado por el volumen colosal de las rocas. - ¿Otra artimaña de los Gigas? – Se pregunta el joven, ahora separado de los otros Santos. Un ventarrón tenebroso recorre el espacio vacío de la tierra. Hyoga siente como si una centena de serpientes lamiesen todo su cuerpo. - ¿Ahora... conseguiste sobrevivir al desmoronamiento? Hyoga se voltea en dirección de la voz y para su sorpresa consigue abrir los ojos. El polvo, antes tan denso, desapareció completamente. Esta es una caverna con luces vacilantes entre el rojo y el marrón, que recuerda mucho al templo subterráneo del Monte Etna. Hyoga está sorprendido por la existencia de un espacio tan amplio bajo el Volcán Arima. -
Esa Cloth... no es un traje cualquiera – Continúa la voz,
grave como de una fiera gruñendo. Fanart de Marco Albiero (Italia) Su Adamas tiene un brillo de un zafiro estrella del color de las tinieblas, una piedra noble y rara, que trae en su profundidad un azul intenso, los rayos centellantes de las estrellas. Hyoga reconoce el nombre del monstruo de la antigüedad. La figura que está delante parece ser hecha de roca maciza. Aunque tiene la misma altura que los otros Gigas, su torso y abdomen son de proporciones colosales, transmitiendo una densidad comparable al de un oso polar, un mamífero de media tonelada que es el mayor animal carnívoro del planeta. El Giga usa un collar de espinas y una armadura de Adamas de formato poco común, recordando un valiente y rugoso perro Mastiff. -
Tú eres hijo de Typhon y Echidna. El Giga que invadió el
Santuario declaró que habían nuevos Gigas, hijos del dios... Su rostro estaba enteramente cubierto por un yelmo. Las hombreras tienen imágenes que representan al propio Maléfico Can Bicéfalo, con sus dientes la muestra como si estuviera siempre preparado para morder a los enemigos. Parece tener tres cabezas, incluyendo el yelmo. - Entonces tu eres mi enemigo. Un cristal de nieve danza en suspensión, congelando el aire. Los sonidos finos de las crepitaciones punteadas por el frío en la atmósfera son el silencioso preludio del guerrero, al elevarse el Cosmo de Hyoga. -
Te voy a devorar. --------------------------------------------------------------------------------------- SANGRE, Parte 6 --------------------------------------------------------------------------------------- Después de haber sido prácticamente sepultado vivo, Seiya se abre camino destrozando las rocas que caían sobre él, levantándose de la tierra como un muerto resucitado. El joven se limpia los ojos y escupe enérgicamente el barro que se acumuló dentro de su boca. - Dios! No tendría ninguna gracia morir en un lugar como este – Dice para sí mismo, tal vez para aliviar la tensión. Encima de él la salida está parcialmente soterrada. Seiya no consigue divisar el fondo. En el lugar hay una luminosidad turbia, ocupando el aire en el interior de la caverna y revelando los contornos de la roca. -
Igual que el Monte Etna! Entonces aquí también es... Seiya da una ágil media-vuelta y asume posición de combate, poniéndose en guardia con los brazos. -
¿Quién eres, que apareces así de repente? Casi me
matas del susto – Provoca Seiya, reconociendo en el enemigo la figura
de un Giga – Entonces aquella abertura en la tierra fue una artimaña
de ustedes! Seiya detiene la respiración delante de lo que ve. El Giga tiene alas formadas por membranas estiradas sobre huesos como las de los murciélagos. La espada en la mano izquierda es una serpiente venenosa. El escudo en la mano derecha es una cabra, cuyos cuernos evocan a las antiguas representaciones del diablo. Esos objetos hacen que la figura parezca un fantasma sacado de una caballería medieval. El brillo del Adamas que cubre todo su cuerpo es de rubí estrella, pero del color de las tinieblas – Otra piedra preciosa, rarísima, de un rojo tan intenso que llega a ser cruel, resguardando en su interior las llamas de estrellas enloquecidas. En su rostro, una mascara que imita la cara de un león. -
¿Dijiste padre? ¿Estás hablando de Typhon? –
Pregunta Seiya. Seiya
se irrita con la forma en que el monstruo le encara. Pateando el suelo,
toma impulso para lanzarse en dirección del oponente. Un
brillo intenso. Sus puños se dirigen al enemigo a una velocidad
mucho mayor que la del sonido. El ataque mortal rompe el Redoma de Llamas
Terrenales y por eso puede ser lanzado con su energía de siempre. El “Caballero Andante” de los Gigas sube pos los peñascos hasta donde Seiya fue lanzado. Aunque torpe, su andar no es de ninguna manera lento. -
Ya estaba queriendo lavarme los pies. Ya que, hace unos tres días
que no tomo un baño – Seiya encara al enemigo dentro del
lago, con el agua hasta la cintura. A pesar de estar golpeado, el joven
sonríe con un aire tranquilo, como si no estuviera sufriendo ningún
daño – Está un poco helada, pero creo que ahora ya
me desperté. En
la época de entrenamiento de guerrero sagrado, Seiya había
aprendido sobre fábulas de monstruos. El joven busca ahora en la
memoria alguna referencia que su maestra, Marin, la Santo Femenino de
Plata de Águila, podría haberle dicho sobre la Quimera. Fanart de Marco Albiero (Italia) -
Tú eres hijo de Typhon. El caballo alado es la criatura fantástica que reúne múltiples animales juntándose en combate. --------------------------------------------------------------------------------------- SANGRE, Parte 7 --------------------------------------------------------------------------------------- Nicole de Altar también escapó del desmoronamiento, abrigándose en una caverna sobre el Volcán Arima. -
Oficial Mayor... – Llama Shiryu , el Santo de Dragón –
¿Dónde están Seiya y Hyoga? En ese momento un temblor hace que los subterráneos del Monte Arima vibren nuevamente. -
¿Otro desmoronamiento? – Nicole mira para lo alto. En los corredores por donde siguen, la luminosidad está más reducida. Shiryu, aunque sea ciego, avanza como si guiase a Nicole por la penumbra. Llegan a una abertura más, más iluminada. Delante de ellos dos está... - Mei! ...la figura del Santo vestido con su traje negro, herido y caído. Echado boca abajo, parece querer levantar el rostro, gimiendo. Fanart de Marco Albiero (Italia) - ¿Estás bien? Sin hacer ninguna mención de su resguardo, Nicole corre en su dirección. - Pare! No venga! – Grita Mei con la voz debilitada, casi inaudible. En
ese instante se hace más completa la oscuridad. Metsu! - Oficial Mayor! Algo lo atraviesa por la espalda. No hay nada que Shiryu y Mei puedan hacer. No hay como regresar en el tiempo. El fin de una vida no puede ser cambiado. La sangre inunda los pulmones de Nicole después su pecho se rompe. Mei se aproxima a Nicole, arrastrándose. El Santo de la Constelación de Altar cae boca abajo, sin nada para amortiguar su caída. -
¿Mei... estás bien? – Pregunta el debilitado Nicole,
preocupándose por los demás hasta en su último momento. NICOLE, Plata, Altar. Tal vez su tumba no tenga restos mortales. -
Oficial Mayor!! Shiryu corre en dirección a Mei, investigando el interior de la caverna. Sus movimientos son interrumpidos por un Cosmo devastador. -
Apareció un insecto ruidoso más! – La presencia domina
la caverna oscura. Fanart de Marco Albiero (Italia)
- Aquí estoy – Proclama Ladon. El brillo de su Adamas era
de ópalo Negro, una gema rara que irradia nebulosas estelares con
todos los colores del arco-iris del firmamento de denso ébano. Delante de la actitud honesta de su hermano, Mei también se siente redimido, a salvo. Antes que puedan despedirse, Ladon, el Dragón de Cien Cabezas, se coloca delante de la dupla. Fanart de Marco Albiero (Italia) -
¿Crees que dejaré que él se vaya así? –
Pregunta el monstruo, refiriéndose a Mei. El Dragón celeste, resplandeciendo en un brillo blanco-azulado, se abriga en el puño derecho de Shiryu. - ROZAN SHÔ RYÛ HA!! (Supremacía del Dragón Ascendente de Rozan) --------------------------------------------------------------------------------------- CRONOS, Parte 1 --------------------------------------------------------------------------------------- En el lago subterráneo bajo el Volcán Arima, Seiya de Pegaso y Chimaira, la Bestia Pluriforme, se encaran frente a frente. -
Tu eres hijo de Typhon! Las articulaciones de la pesada armadura de Adamas del Giga crujen con sus gestos. Para Seiya, dotado de la agilidad de un caballo que recorre los cielos, los movimientos del monstruo son torpes como los de un títere mal dirigido. - Tu armadura parece pesada – Provoca el joven – ¿Crees que un lerdo como tú sería capaz de golpear a Pegaso? En ese instante, Chimaira lanza un ataque cortante en dirección a Seiya, un golpe pesado y duro, pero sorprendentemente rápido, como una ráfaga de viento. El Santo siente escalofríos en la espina dorsal al esquivar por un pelo la trayectoria de la lámina, retrocediendo hasta una roca plantada en medio del lago subterráneo. Agitando la enorme espada en movimientos circulares solamente con la mano derecha, el Giga se aproxima a Seiya, paso a paso, con un andar torpe, pero preciso. -
¿Qué es esa espada? – Se pregunta Seiya. La espada
de serpiente en la mano de la Bestia Pluriforme tiene el filo dentado
como el de un serrucho. Alcanzado por el golpe incendiario, Seiya es lanzado nuevamente hacia el lago subterráneo, donde un rastro de vapor de agua marca la trayectoria de la espada de Chimaria. El Santo se levanta, después de tragar un poco de agua. A pesar de ser amplio, el lago es poco profundo: Incluso en las áreas más profundas, el agua no llega a la cintura de Seiya. - No puedo creerlo... la Cloth! – grita el Santo, perplejo. La parte más poderosa del Traje Sagrado, el pectoral, presenta marcas profundas de lámina dentada, descendiendo desde el hombro izquierdo. Si Seiya hubiera estado un paso al frente, su corazón hubiera sido alcanzado por las llamas. Chimaira
camina dentro del lago, lanzando otro golpe de la enorme lámina
contra Seiya, haciendo su Adamas crujir y generando una inmensa columna
de agua. El Santo no tiene más opción que retroceder lo
máximo posible ante la impetuosidad de las explosiones. De hecho, parece haber una extraña variación dentro de cada ataque de Chimaira: el movimiento de su brazo, el paso que da para el impulso, la velocidad de la espada y su trayectoria no parecen pertenecer al mismo ataque, tardío, precipitado. Todo eso confunde a Seiya. “Es como... si no fuesen movimientos humanos!”, concluye el joven, antes de contraatacar: - PEGASUS RYÛSEI KEN!! (Puño Meteoro de Pegaso) Pero su esfuerzo es inútil. Centenas de meteoros que superan la velocidad del sonido son nuevamente repelidos, sin ninguna excepción, por el escudo de cabra. -
¿A dónde estás mirando? ¿Se te hace tan gracioso
jugar a lanzar el agua a lo alto? – Ironiza el Giga, en medio de
los chorros de agua resultantes del impacto del golpe en el lago. Seiya
se aprovecha de la cortina de agua que bloquea la visión de Chimaira
y se posiciona atrás del monstruo. Fanart de Marco Albiero (Italia)
- Esta armadura ardiente trae consigo la llama de las estrellas –
Explica el Giga, con una sonrisa maligna. El ataque acierta en el Santo apenas raspándolo, cortando el agua del lago subterráneo, que se evapora completamente. Todo el ambiente está cubierto por un calor húmedo, como el de un sauna. -
No sabes reconocer el momento adecuado para morir – Dice Chimaira. Cubierto por el vapor blanquecino del agua. Chimaira mira a Seiya con desprecio. Tiene ojos de león, en el escudo una imagen de una cabra demoníaca en la mano izquierda y la espada que parece una serpiente venenosa en la derecha. -
Terminemos aquí, Pegaso... Sin las piernas que tanto te enorgullecían,
no podrás esquivar el próximo ataque. Y ahora que recuerdo,
existen otros Santos en este Templo, no puedo perder más tiempo
contigo – Declara el Giga – Acepta ser devorado en silencio.
Voy a comerme tu Cosmo. Seiya se levanta usando toda su fuerza, inflando al máximo su Cosmo. Su estilo de combate es uno de los más ortodoxos entre los Guerreros Sagrados. Se compone básicamente de puñetazos, patadas eventuales – las técnicas de protección. Es importante recordar que las técnicas de lucha de los Santos no tienen relación directa con la fuerza física. Ellas se definen con base al Cosmo: es por eso que la complexión física de Seiya, pequeña para un guerrero, no representa ninguna desventaja delante de los poderosos y altivos Gigas. Además de eso, la Cloth de la constelación de Pegaso es una protección fenomenal, que acompaña hasta el límite el movimiento agilísimo de Seiya. A pesar de envolver al Santo como una roca, ella no impone la menor restricción en sus movimientos. -
Enciéndete, mi Cosmo! Enciéndete mientras tenga alma! –
Provoca Seiya. El caballo celestial relincha, envolviéndose en un aura azulada. Es el sonido del Cosmo de Seiya siendo elevado al máximo. - PEGASUS SUISEI KEN!! (Puño Cometa de Pegaso) – El ataque del cometa, un manojo de centenas de meteoros, hace temblar a lo largo del subterráneo. El rubí estrella pierde su brillo oscuro, volviéndose una piedra opaca, sin el fulgor de las estrellas. Se despedaza el escudo de cabra, la máscara de león, el Adamas noble. Chimaira, la Bestia Pluriforme cae con un estruendo sobre el lago subterráneo. Habiendo agotado todas sus fuerzas en el ataque, Seiya se deja desplomar sobre el agua. Al levantarse, mira de reojo al Giga, aún vestido con el Adamas, que ahora parece un traje muerto. - ¿Qué es eso? – El Santo no sabe que decir. El interior de la armadura en el fondo del lago transparente está vacío y ya no emite calor alguno. El Cosmo que parecía infinito desapareció junto con las llamaradas. Dominado por una inseguridad indescriptible, Seiya tambalea para atrás y se sienta en las rocas al margen, agotando definitivamente sus energías. - ¿Entonces el Giga hijo del dios es solo eso? – Se pregunta el Santo. Seiya intenta entonces escalar el peñasco pero el ataque del Cometa desgastó demasiado el Cosmo. Las piernas rasgadas no obedecen y él acaba rodando hacia abajo. --------------------------------------------------------------------------------------- CRONOS, Parte 2 --------------------------------------------------------------------------------------- Ahora hay una improbable capa de nieve en las profundidades del Volcán Arima y sus paredes están completamente cubiertas de Hielo. Fanart de Marco Albiero (Italia) -
Esta energía...! Cisne, tú usas las técnicas de hielo
– Orthos, el Maléfico Can Bicéfalo, parece estar sonriendo
bajo su máscara. Orthos toma impulso. Sus pies se hunden en el duro suelo, dejando pisadas visibles. El Giga lanza un ataque rastrero, pesado y rápido como una bala de cañón, haciendo pedazos una columna de piedra de cinco metros de diámetro. Esa es la fuerza de los Gigas, que se equipara y puede hasta superar a la de los Guerreros Sagrados que dominan las técnicas de lucha de Atenea. -
El poder de destrucción es intenso... – Desviando su cuerpo
con un movimiento fluido de los pies, Hyoga se coloca en un ángulo
muerto del punto de vista de Orthos. El limitado espacio helado es el campo de batalla de Hyoga. Cuando su Cosmo se eleva muy por encima de lo normal, el ataque del Santo destruye y, en ciertos casos, paraliza el movimiento de los átomos. Esa es la técnica de lucha del hielo. - DIAMOND DUST!! (Polvo de Diamante) – Sus brazos diseñan un cristal, congelando el Adamas del Giga y cubriendo con una helada capa blanca el brillo del Zafiro Estrella. Fanart de Marco Albiero (Italia) Hyoga mira con desprecio a Orthos, ahora un bloque de hielo al lado de los restos de la columna de roca, antes de investigar en un terreno mayor, en busca de sus compañeros. Pero es muy difícil captar el Cosmo de sus compañeros, tal vez por estar en la Tierra Sagrada de los Gigas, saturada con la hostilidad de Typhon. -
No consigo sentir bien el Cosmo de Seiya y Shiryu – Dice Hyoga para
sí – No sé exactamente dónde, pero siento que
los dos están por aquí... Estoy preocupado por Mei y Shun. En ese momento, densas tinieblas cercan a los oponentes. La caverna subterránea pierde su sutil luminosidad. - El Campo de Flegra es inútil, cuando estás bajo la protección de la Sangre de Atenea – Explica Orthos, completamente invisible en la oscuridad. No hay señal de su brillante armadura, cuyas gemas cambian de tonalidad de acuerdo con la frecuencia de luz que incide sobre ellas. En otras palabras, el negro es absoluto. Hyoga está alerta, pero aun así no consigue impedir que su espalda sea alcanzada por un objeto volador que le causa un dolor terrible. Lanzado al aire y rodando por el suelo, el Santo se agacha instintivamente atrás de una roca. Y entonces es alcanzado nuevamente, antes que consiga reincorporarse. Es posible oír el sonido del Traje Sagrado siendo limado por la fricción. - SAPPHEIROS ENEDRA!! (Trampa de Zafiro) – La voz de la fiera maligna hace eco varias veces, ocultando la localización del Giga. Hyoga está perturbado. ¿Cómo consigue Orthos precisar su localización en aquella oscuridad? - Estamos en el Templo de los Gigas! – Es el propio monstruo el que explica – Aquí yo puedo sentir exactamente dónde estás, Cisne, mientras tú no divisas absolutamente nada! Tiembla ante los colmillos de las tinieblas! Sin la menos señal de un Cosmo, dentadas invisibles penetran profundamente la carne de Hyoga. Orthos suelta una risa provocadora. “Es como ser mordido por un animal salvaje”, piensa el joven: “Entonces el monstruo bicéfalo de la mitología existe en el mundo real?” Incapaz de determinar la posición del enemigo, Hyoga se siente perdido en un torbellino de confusiones. “Cálmate”, piensa. “El maestro me enseñó a permanecer calmado en momentos así, durante el combate. Es necesario ser frío como las planicies heladas de Siberia” - Tiembla en la oscuridad, Cisne! Este es el temor! – La voz de Orthos está llena de sarcasmo. Él ataca nuevamente – SAPPHEIROS ENEDRA!! (Trampa de Zafiro) Los dos colmillos coinciden contra algo en las tinieblas. En poco tiempo aquel extraño brillo retorna a la caverna. Hyoga divisa ahora a las dos fieras caídas cerca de sí. Tenían un brillo oscuro de Zafiro Estrella: Eran las piezas en forma de canes malignos que se apoyan sobre los hombros del Adamas. Antes, el Santo creía que su adversario se imponía por la fuerza, atacando por contacto físico, pero en ese momento tenia claro que él manipula a esos “canes” a través de la psicoquinesis. Así, puede atacar a lo lejos, una habilidad perfecta para la oscuridad. - Orthos... veo que posees la capacidad de mover objetos con el pensamiento – Dice Hyoga. Las
piezas de canes malignos están atrapadas en el suelo por círculos
de hielo. Ni la misma cinesis de Orthos consigue mover a sus dos cabezas
congeladas. Hyoga agita los brazos, que centellean en cortinas de hielo, envueltas en finísimas membranas de energía helada. - ¿Pensabas que vencerías a un Santo limitando su visión? – Hyoga necesitó apenas el sutil sonido de las cortinas de hielo quebrándose para localizar y capturar a los dos canes malignos. Entrenado en Siberia Oriental, cuyo invierno es un mundo prácticamente sin sol, el Santo del Cisne fue instruido por su maestro Camus, a luchar en las tinieblas. Hyoga avanza, colocándose a un paso de Orthos. - Recibe el ataque del Cisne!! – En una fracción de segundo el puño derecho de Hyoga genera una onda circular de frío – KHOLODNYJ SMERCH!! (Chorro de Agua Glacial) El ataque arranca el yelmo de Adamas y un huracán helado levanta alto el cuerpo pesadísimo de Orthos, alcanzándolo con fuerza contra el techo de la caverna, al mismo tiempo en que forma una columna de hielo con más de diez metros de altura. - Quédate ahí para siempre – Dice Hyoga, antes de darle la espalda al Giga congelado. Pero un estruendo hace que el Santo del Cisne voltee de nuevo rápidamente. El cuerpo de Orthos, el Maléfico Can Bicéfalo, rompe la columna de hielo, cayendo al suelo. - ¿Él no tiene rostro? Delante de los ojos incrédulos de Hyoga, bajo el yelmo arrancado por el Kholodnyj Smerch, no había cabeza. Era un Giga acéfalo. - No... ese no es un Giga! Gritando como una fiera, Orthos coloca sus brazos en el suelo, posicionando sus cuatro extremidades en contacto con la tierra. En el espacio vacío dejado por las hombreras, dos cabezas de can surgen como si la armadura fuese el caparazón de una tortuga. Ni el mismo Hyoga consigue esconder el espanto delante de la visión horrorosa. - Pero esto es... El monstruo de la mitología, exactamente como era descrito. Delante de él, está un can de dos cabezas, exhalando maldad, cubierto por una armadura de Adamas. Su porte es el de un oso gigantesco. Pasando de bípedo a cuadrúpedo, Orthos alcanza a Hyoga con una velocidad incomparablemente mayor al del ataque anterior. Las dos cabezas malignas muerden los brazos de Hyoga, con Cloth y todo. No sueltan la presa, actúan como canes entrenados. Orthos ahora es una fiera desprovista de razón. - Tú no eres... nunca fuiste... un Giga hijo del dios! – A pesar del dolor, Hyoga consigue liberar los brazos de los colmillos de los canes malignos. Como una fiera enloquecida, Orthos lame placenteramente la sangre de Hyoga alrededor de sus colmillos. - Eres un monstruo disforme creado por una jugarreta horrorosa de Typhon – Dice el Santo herido, juntando sus manos a su frente y levantándolas, con la fuerza que le queda, los brazos dilacerados. El “KI” helado llena el aire. Reaccionando al cambio, Orthos avanza nuevamente hacia Hyoga. Al descender los brazos que había colocado sobre la cabeza, Hyoga lanza el Cosmo acumulado dentro de sí, imposible de ser detenido y explosivo, la más poderosa de las técnicas de combate de hielo – La técnica que el Santo heredó de su maestro, Camus. - AURORA EXCUTION (Ejecución de Aurora) En el mismo instante todo se congela. El frío infinitamente próximo al cero absoluto apaga el brillo del Zafiro Estrella del color de las tinieblas. El Adamas pierde su energía mística y ahora no pasa de una armadura exageradamente pesada. Hasta la voz del monstruo demoníaco, una mezcla de lágrimas y rugidos, se congela instantáneamente. Orthos, el Maléfico Can Bicéfalo es reducido a astillas de hielo y se desmorona en pedazos. Pero el precio de la victoria es alto. Después de convertir toda su energía vital en frío y el transformar la caverna en una gruta de hielo, el guerrero silencioso cae en sueño. --------------------------------------------------------------------------------------- CRONOS, Parte 3 --------------------------------------------------------------------------------------- - ROZAN SHÔ RYÛ HA!! (Supremacía del Dragón Ascendente de Rozan) Canalizando todas las fuerzas del cuerpo, el ataque del Santo de Dragón alcanza con todo a Ladon, el Dragón de cien cabezas y lo lanza contra una columna de piedra de la caverna. -
Huye, Mei! – Dice nuevamente Shiryu a su hermano. Aceptando con la cabeza, Mei sale por una gran salida con rocas puntiagudas – la cavidad bucal de una fiera colosal – rumbo a un corredor que lo lleva a un lugar aún más profundo, en las entrañas de la Tierra. Shiryu concentra su Cosmo hasta no oír más los pasos de Mei, conduciéndolo enseguida en la dirección del enemigo. Varios pedazos de columna de roca, tan grandes que serían necesarios dos brazos para envolverlos, son destruidos, reducidos a polvo y se suman como partículas por el aire. -
¿Qué...?! – Delante del sonido inusitado de las piedras
siendo trituradas, el Santo Ciego asume posición de defensa. Al oír esas palabras, Shiryu recuerda una antigua fábula. Ladon es el nombre del monstruo de la mitología griega, el Dragón que nunca duerme, guardián de las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, situado en el umbral entre el día y la noche. -
Según las leyendas... – Dice Shiryu para sí –
Ladon fue elevado a los cielos... A pesar de ser alcanzado por el Rozan Shô Ryû Ha, el Cosmo de Ladon se eleva aun más. -
Dime, Santo de Dragón. Por lo que estoy viendo, tú no puedes
ver. ¿Atenea es vil al punto de otorgar un Traje Sagrado a guerreros
en esas condiciones? Pero Shiryu no se deja derrotar tan fácilmente. Gracias al Traje Sagrado bajo la protección de la Sangre de Atenea, el Santo es capaz de romper el “temor” del dios de los Gigas, convirtiendo su lealtad a la diosa en fuerza. -
Quienes deben morir son dioses malignos como Typhon, que bloquea al mundo
con cenizas. Yo, Shiryu, voy a inflamar mi alma para luchar por Atenea
y por la paz en la Tierra. El brazo derecho de Adamas, representando la cabeza del Dragón maligno. Suelta un rayo de luz que atraviesa la caverna. Se escucha el sonido de algo resonando, seguido por el estruendo del desmoronamiento de la pared atrás de Shiryu. La onda de choque, idéntica a la que atravesó a Nicole, fue desviada por el Santo de Dragón. -
Ese escudo... – Ladon observa el escudo que repele el mal. Sin más, Shiryu ataca, haciendo de su propio cuerpo su arma. - ROZAN RYÛ HI SHÔ!!! (Dragón Volador de Rozan) Pero el gigantesco Cosmo de Ladon repele al Santo, golpeándolo contra el suelo. -
Recibí este poder, este cuerpo, de mi padre. Un ordinario humano
como tú, jamás podrá tocarlo – Ladon mira a
Shiryu con desprecio. Shiryu salta hacia atrás, procurando establecer una buena posición de lucha. - ¿Tienes miedo de mí? Pues tu alma será devorada apenas te pongas delante de mi señor. Será mejor para ti morir aquí mismo. Shiryu siente el Cosmo de Ladon expandirse contínuamente, en todas las direcciones. -
Sé envuelto por la destrucción!! – Grita el monstruo. Una declamación de destrucción, auto-suficiente, desprovista incluso de la intención de matar. Una visión poderosa invade el mundo sin luz de Shiryu. Nada importa ahí adelante: El escudo, el Traje Sagrado, ninguna defensa que conozca, ninguna defensa conocida. Imágenes de las tinieblas. - ¿Una pesadilla... este es mi futuro...? – Piensa el Santo. Un Dragón tenebroso, en forma de un pez abismal, devora el espíritu Shiryu, quien suelta un grito horrorizado. - ¿Será que fue demasiada maldad aplicar una ilusión en la mente de un ciego? – Pregunta Ladon a Shiryu, quien permanecía paralizado – Humph. Enloqueció al ver el futuro en el cual es devorado. Cómo es frágil la conciencia humana. No debe estar oyendo más mi voz. Pues bien! Ahora es el turno de darle un fin a su cuerpo y a su Cloth. Ladon lanza una onda de choque igual a la que había atravesado el corazón de Nicole, pero Shiryu consigue bloquear el ataque con su escudo. -
Shiryu, ¿aún tiene fuerzas para mover los brazos después
de tener el espíritu destrozado por el dragón maligno del
Poliorkia? Con eso, Shiryu se quita la Cloth de su constelación, despidiéndose de su propio Traje Sagrado. -
Sin duda enloqueciste bajo el efecto de las ilusiones del Poliorkia –
Concluye Ladon. Fanart de Marco Albiero (Italia) Un dragón aparece en la espalda de Shiryu en el momento en que se quita la Cloth. - ¿Un tatuaje...? No es un tatuaje. El dragón ascendente surge en la espalda de Shiryu cuando el Cosmo de su alma alcanza su punto culminante. - El dragón siempre derrota a su enemigo – afirma el joven – Aunque para eso mi alma tenga que quemarse hasta el fin. Su energía vital se vuelve flameante. Apenas los verdaderos dragones son envueltos en ella. -
Antes de eso... esta vez, voy a devorar tu alma. Voy a extinguirla!! El dragón ascendente adopta como morada el puño de Shiryu, cuyo Cosmo alcanza el límite máximo. -
Destrúyete... POLIORKIA!! (Asedio) Shiryu no puede ver, pero percibe que el Cosmo del Giga Dragón de Cien Cabezas, que se mostraba tan poderoso, desaparece en aquel momento. - Yo... derroté... a Ladon... – El Santo Ciego se arrodilla, agotado. Fue casi un milagro que haya conseguido lanzar el último Rozan Shô Ryû Ha – Fue Atenea que me dio fuerza... mis amigos, mis hermanos... Con eso el cuerpo de Shiryu cae hacia el frente. Antes de perder la conciencia, se preocupa por el Cosmo de sus compañeros, sintiendo, aunque débilmente, el Cosmo de Seiya y Hyoga. Más al fondo, en las profundidades, consigue sentir el Cosmo de Shun. - ¿Dónde estás, Mei...? – Las palabras de Shiryu suenan como las de una persona en delirio. Por más que lo intente, no consigue sentir el Cosmo de Mei – ¿Por qué no consigo sentir dónde está el Cosmo de mi hermano... sangre de mi sangre? Mei... Shiryu usa sus últimas fuerzas para estirar el brazo. La tentativa de buscar a su hermano, pierde los sentidos y cae por allí, echado de brazos. - Seiya!! La voz de Mei trata de hacer que Seiya de Pegaso recupere un poco la conciencia. Su visión esta nublada, no consigue enfocar nada. Tal vez su cerebro lo estaba anestesiando. Siente mal las piernas, destrozadas por la espada de Chimaira, la Bestia Pluriforme. -
Tus piernas... luchaste con un Giga hijo del dios, ¿no es así? Mei deja a Seiya con cuidado en el suelo, se levanta y corre sin mirar atrás. Aún entorpecido, prácticamente inconsciente. Seiya intenta captar el Cosmo de Mei, sin éxito. Solo consigue sentir, levemente, el Cosmo de Shiryu, Hyoga y Shun. - ¿Por qué, Mei? Acabas de pasar por aquí y no hay señal de tu Cosmo. Seiya intenta llamarlo, pero no tiene más fuerzas para decir el nombre de su hermano. - Hyoga!! Al oír la voz de Mei, Hyoga de Cisne levanta su rostro lo máximo que puede. -
Un Santo de tu nivel... en ese estado tan horrible... Se irrita consigo mismo por su estado actual, incapaz de mover al menos un dedo como le gustaría, Hyoga investiga los alrededores en busca de alguien. Pero una vez, el Santo siente, aunque mínimamente, el Cosmo de sus otros hermanos, pero no hay señal del de Mei, con quien acaba de hablar. - ¿Por qué? – El silencioso guerrero de hielo adormece, llevando consiga la extraña duda que le surgió. El
altar maligno de tierras extrañas que aprisiona a la mujer serpiente
embarazada estremece. Fanart de Marco Albiero (Italia) Un viento... -
Orthos – Llama Typhon – Chimaira... Ladon – Typhon engulle
algo. Algo que se asemeja a vestigios de Cosmo de otros, reducidos a llamas
de auras, transportados por el viento huidizo, succionados por las narices
de Typhon dentro de su organismo. --------------------------------------------------------------------------------------- CRONOS, Parte 4 --------------------------------------------------------------------------------------- - Shun!! El
Santo de Andrómeda, que sacrificó su única arma de
ataque para transmitir a Atenea la localización de los Gigas, está
amarrado a una columna del Templo. No parece estar consciente. No hay
nada incluso que confirme que está vivo. - Hasta que llegaste, Mei, mi marioneta – El dios asimétrico vestido con el Adamas de ónix del color de las tinieblas encara al frágil humano con desprecio. Están en una gran gruta, mayor que el Templo sellado bajo el Monte Etna: La “Morada de Typhoeus”. Sobre el altar de tierras extrañas, está clavada una mujer. - ¿Esa de allí es Echidna? – Mei traga en seco delante de la visión bellísima y al mismo tiempo horrenda del cuerpo de la mujer. Parece una broma de mal gusto de un dios vil. ¿Sería ella una víctima? La
mujer tiene cabellos negros y suaves, la piel sedosa, los senos redondos
como una diosa de la fertilidad y la cintura espiga un cuerpo femenino
impecable. -
El Calabozo del Tiempo Estancado...! – Mei sabe el nombre del sello,
por eso puede imaginar lo que iría a ocurrir. Aquel “Capullo
del Tiempo” no se puede romper. La mujer serpiente, forzada a cargar
con el destino de Echidna, no debe despertar. La mujer está embarazada:
Trae en el vientre algo que no debe ser engendrado. Una centena de serpientes lamen su cuerpo cuando el ventarrón pasa por él. Los Cabellos Plateados se agitan para atrás. Pero Mei no tiene el “temor”. -
¿Tienes la protección de la Sangre de Atenea? – Typhon,
con la lengua negra afuera, produce un sonido incomodo de viento con sus
dedos de la mano izquierda. Typhon inspira hondo y absorbe, por la nariz, toda la energía que había usado en el campo de fuerza. La tenue luminosidad se disipa y una oscuridad absoluta ocupa todos los espacios de la caverna. El único punto luminoso ahora es el halo de llamas y relámpagos del propio Typhon. Apenas su cuerpo divino ilumina el Templo Subterráneo. De
ese ángulo Typhon parece aún mayor. ¿Será
una ilusión provocada por la luz? Su figura colosal personifica
nítidamente el “temor” de encontrarlo en esta Tierra
Sagrada de los Gigas. -
Cada vez que me aproximo a ti usando el Traje Sagrado... Un momento muy breve, formado por ataques y defensas en alta velocidad, rompiendo el propio Templo. Un instinto asesino, oscuro y calado, recorre la atmósfera en todas las direcciones. Los hilos de Orichalcum disueltos en las tinieblas son incinerados por el hemisferio derecho de Typhon y destruidos por el hemisferio izquierdo. El dios de los Gigas balancea las manos para que las llamas alcancen la roca y los relámpagos toquen el techo, las paredes y el piso del Templo, quemándolos, golpea el piso con el pie para provocar ventarrones y con eso ondas de vacío corren ensandecidas por el aire. No hay técnicas o habilidades, apenas un poder divino capaz de estremecer los cielos. Agitando los grandes escudos de sus dos brazos, Mei consigue esquivar dos ataques del dios gigante. - Mei, mi marioneta. Me estoy divirtiendo. Al final, no eres tan fuerte. Aunque aún incompleto, Typhon es un dios. Un frágil humano jamás podría igualar su fuerza. -
Mei, mi marioneta. Esto es divertido. En ese momento, Typhon exhala su energía vital. Mei es lanzado contra una pared por el “Kiai” liberado en todas las direcciones, llevando consigo sus escudos y toda la Cloth. Los dos ojos de Typhon brillan más intensamente en la oscuridad, encarando a Mei. La mirada maligna se fija en las piernas de Mei, creando una onda de destrucción asesina. Mei pierde el habla. Su pierna izquierda está quebrada. Peor: Fue arrancada del cuerpo. - ¿Qué me dices? ¿Aún estás soberbio diciendo que no eres una marioneta? – Typhon ironiza a Mei. Apoyando en la pared, Mei permanece en pie con la pierna que le resta y mira el muslo de la pierna izquierda que ya no tiene. -
¿Qué ocurre con mi cuerpo? – se pregunta el joven. Mei no consigue creerlo: No hay señal de pulsación o latidos cardíacos. -
Un ser humano que habla después de perder toda su sangre... ¿si
no eres una marioneta, qué eres entonces? --------------------------------------------------------------------------------------- CRONOS, Parte 5 --------------------------------------------------------------------------------------- El dios de los Gigas deja a Mei suelto en el suelo y camina en dirección del altar. Observa con mirada de pura lujuria a la última de las mujeres Gigas, la forma femenina escogida. - Echidna... ¿Por qué la mujer Giga no es diezmada por el temor al ser su nombre pronunciado por el dios a quien le rinde culto? ¿Será por causa del lacre del Calabozo del Tiempo Estancado?. Lo más probable es que Echidna no sea su verdadero nombre, y sí un apodo de desprecio dado a una pobre mujer que tiene la mitad de su cuerpo transformado en una serpiente en una jugarreta siniestra de un dios. - Aquí estoy – Typhon dirige la voz a la barriga de Echidna – Mi verdadero cuerpo carnal. En ese momento se rompe el capullo temporal, la bolsa fetal. El vientre de Echidna se empieza a mover. Sus largos cabellos ondulan. Su piel sedosa comienza a hacerse levemente roja. Los senos redondos balancean y la cintura fina se mueve de forma seductora. - Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!!! – La mujer grita con los dolores del parto. La cría rasga por dentro la barriga de la serpiente. No tiene cabeza. Aquel ser hecho únicamente de cuerpo, parecido a un feto, el verdadero cuerpo de Typhon, es una gran piedra preciosa, aún más transparente que el cristal. El brillo del Adamas es del diamante del color de las tinieblas: Cornalina. - Mi verdadero cuerpo carnal – Typhon se llama así mismo. Se mueve a Voluntad Divina del dios gigante de las tempestades. De la misma forma que ocurrió en el Monte Etna, cuando se transfirió del cuerpo de Mei hacia el del Sumo Sacerdote Enkelados, su aura ahora se transfiere para el receptáculo de Adamas de tinieblas. Pero, antes que consiga realizar la operación, el altar es envuelto en llamas. En el Templo Subterráneo cercado por las tinieblas, donde hasta hace poco él mismo era la única fuente de luz, Typhon para, iluminado por las llamas que incendian el altar. Su voluntad está congelada. La forma femenina de Echidna es consumida por las llamas infernales de Karma, delante de sus ojos, sin que pueda hacer nada. Los largos cabellos de la mujer se queman, la piel está en ebullición, el aire caliente aspirado por los pulmones corrompe la carne por dentro. - HÔ YOKU TENSHÔ!!!! (Vuelo Celestial de las Alas del Fénix) Todo eso fue transformado en cenizas por el batir flameante de esas alas. El receptáculo de Adamas que rompió la barriga de serpiente, frágil y vacío, inmediatamente se transforma en carbón y se pierde en forma de cenizas. - ¿Dónde está mi verdadero cuerpo carnal? – La Gran Voluntad está durante unos momentos vacilante, sin destino. Fanart de Marco Albiero (Italia)
- Ikki!! Eres tú... – Mei reconoce al Santo por la cicatriz
que tiene en la frente. El superviviente del infierno, envuelto por el
aura del Ave Inmortal. El espíritu inamovible, el más fuerte
de los hermanos que Mei conociera. En medio de la tempestad de Typhon, Ikki arranca las cadenas que aprisionan a su hermano materno y, después de certificar que estaba respirando, lo carga en hombros. -
¿No vas a preguntarme nada? Fénix, el Santo que no sonríe, sale callado con Shun. El Guerrero de la Constelación de Cabellera de Berenice, el portador del Traje Sagrado sin jerarquía, los observa hasta que salen de su campo de visión y, enseguida, se voltea hacia el dios. Fanart de Liruohai (China) Los rizos de Hilos de Orichalcum, totalmente ajenos a la voluntad de Mei. Habían crecido hasta la pierna arrancada y la recogieron, trayéndola junto al joven. Los hilos cierran las heridas y suturan la amputación. Mei se levanta y camina en dirección del dios de los Gigas, que corre, desesperado por el recinto. En el Campo de Batalla de la Gigantomaquia están solamente Mei, Typhon y las cenizas de la destrucción. El mundo del Santo está en el más absoluto silencio. “Finalmente escucho la voz de las estrellas”, piensa. - Deus Ex Machina – Dice entonces – Tú eres un “dios por medio de una máquina” Mei controla los hilos cortantes que se mezclan en las tinieblas. --------------------------------------------------------------------------------------- DEUS EX MACHINA --------------------------------------------------------------------------------------- La actividad volcánica que se había manifestado en diversos puntos del mundo comienza a retraerse y contenerse. Los
Guerreros Hyoga de Cisne y Shiryu de Dragón retornan respectivamente
a Siberia Oriental y a Rozan para recuperarse de sus heridas. Seiya permanece con Shun en el Santuario. El Odeón, teatro a cielo abierto situado en una colina al noroeste de la Acrópolis, con capacidad para seis mil personas, recibe esta noche al teatro clásico griego. La pieza a ser interpretada es nuevamente la Trilogía Orestiada, de Esquilo. Orestes, el matricida, hijo de Agamenón, Rey de Micena – asesinado por su esposa, la Reina Clitemnestra, por haber ofrecido a su hija en sacrificio para vencer la Guerra de Troya, un crimen hediondo y trágico. Perseguido por las temibles diosas de la venganza, las Erinias. Condenado a la locura y forzado a años de vida errante, Orestes nuevamente consulta al Oráculo de Delfos y, siguiendo sus órdenes, se somete a juicio en Atenas, por el crimen del matricidio. La diosa de la guerra y la sabiduría, protectora de la ciudad de Atenas, preside el juicio del cual participan las denunciantes, las tres diosas de la venganza y el defensor, Apolo, dios de Delfos. Otros importantes dioses descienden a la Tierra para asistir a la sesión. Los votos de los jurados se dividen en números absolutamente iguales entre los que pedían la condenación y la absolución. No obstante, gracias a la espectacular defensa del articulado Apolo, la diosa virgen Atenea da el voto de desempate a favor de la absolución de Orestes. Insatisfechas, las diosas de la venganza aún intentan perseguirlo, pero Atenea interviene a su favor. Orestes es finalmente libre de la locura de su crimen. Fin. -
Grandioso!! – Shun está impresionado con la presentación
– Puedes despertar, Seiya. “Perfecto, pero durmiendo todo el tiempo...” piensa Shun, levantando los hombros. -
Fue perfecto, pero la próxima vez me invitas a asistir a una pieza
más divertida. Los dos Santos respiran hondo el aire nocturno y miran hacia el cielo, aún opaco por causa de las cenizas esparcidas por el dios de los Gigas. - Aún va a llevar un buen tiempo para que desaparezcan los efectos de las cenizas de Typhon... - Tú eres un “dios por medio de una máquina” – Dice Mei Los dos escudos laterales de la Cloth de Cabellera de Berenice lanzan centenas de millares de hilos cortantes. Poco a poco, los escudos en forma de lágrimas pierden la forma. Los brazos, el pectoral, todo el Traje Sagrado se está deshaciendo. Los hilos cortantes se mezclan con las tinieblas del gigantesco espacio vacío del Templo Subterráneo, rellenando el espacio como un capullo de un bicho de seda. Typhon está aprisionado, suspendido en el aire por los hilos que atraviesan todo su cuerpo. - El tiempo se detiene – declara Mei – O la sangre de tiempos antiguos de Atenea, amalgamando el Traje Sagrado. O entonces las estrellas. Este ya no es el Templo de los Gigas. Es el Templo del Sello de Atenea. - La prisión del Templo Estancado. Typhon, yo soy el sello. El “Capullo del Tiempo” que envuelve a Mei y Typhon es el lacre de tiempos inmemoriales de Atenea. Fanart de Marco Albiero (Italia) -
¿Tú, me sellarás? – Duda Typhon, burlándose
– ¿Por cuanto tiempo un humano frágil como tú
podrá detenerme? Cien años? Mil años? Diez mil años?
Para mí, para la Voluntad Divina inmortal, eso no pasará
de un breve momento, un cerrar de ojos. En ese instante, una estrella más se desgarra del firmamento y cae. Es de noche en el Santuario. En la cima de la montaña, está el más límpido Templo de Atenea. Fanart de Marco Albiero (Italia) La doncella de cabellos agrisados, elegantemente vestida con un vestido blanco, está de pie en el punto más alto de la Región Sagrada. Su cuerpo y su espíritu fueron confiados a la bóveda celeste, recipiente del universo. - Si ese es mi destino... – Atenea mira hacia las estrellas. Toma las nostálgicas memorias que derrama de su corazón y las levanta cariñosamente hacia el firmamento, donde debería estar la constelación sin estrellas. - Yo haré mi papel. La voluntad de Atenea. Es lo que debe hacer, por el Amor y por la Justicia sobre la Tierra. FIN POSFACIO
Desde entonces, he recibido voces de apoyo del mundo entero. Hoy, nuevamente grandes proyectos relacionados con Saint Seiya están siendo iniciados, uno de ellos es esta novelización de la serie. Aun hoy esta recibe apoyo. No podría haber recompensa mayor para un autor. Espero que usted aún continúe acompañando el universo de los Santos por mucho tiempo Masami Kurumada |